El presidente de la Generalidad catalana, Artur Mas, ha dado órdenes estrictas. A pesar de que su "ley" de "acción exterior" está recurrida por el Gobierno ante el Tribunal Constitucional, el líder separatista quiere poner sobre la mesa electoral dos embajadas que considera clave para la desconexión con España, la Santa Sede y Rabat.
La Generalidad depende del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) y de los préstamos a fondo perdido del ayuntamiento de Barcelona, en manos nacionalistas y con un superávit de más de doscientos millones de euros debidos a la alta presión fiscal en la capital catalana y a los ingresos derivados del turismo. Y a pesar de la paupérrima situación financiera de la Generalidad, Mas no deja de maquinar costosas "estructuras de estado" y planes internacionales megalómanos.
Este martes, el presidente del Parlamento europeo, el socialista alemán Martin Schulz, comunicaba por carta a los enviados de la Generalidad, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y la Associació de Municipis per la Independència (AMI), que prefería no recibirlos entre otras razones por la lealtad entre los países miembros de la Unión Europea. Las gestiones de Ramón Tremosa, eurodiputado de CiU, y Amadeu Altafaj, ex alto funcionario de la UE y actual "representante" de la Generalidad en Bruselas, han resultado un completo fiasco.
Aún así, Mas ha ordenado a su consejero portavoz, Francesc Homs, que anuncie la apertura de dos nuevas "embajadas". Y nada menos que ante la Santa Sede y en Rabat. En el primer caso, el Vaticano no ha sido demasiado receptivo a las peticiones de la Generalidad y el papa Bergoglio no ha recibido a Mas ni a ningún dirigente separatista, por lo que la viabilidad de los planes de Mas en Roma es harto dudosa.
En cuanto a Rabat, Mas espera que el régimen marroquí le agradezca su sensibilidad respecto a los inmigrantes musulmanes, la actividad de la fundación convergente Nous Catalans (Nuevos Catalanes) a favor de la "asimilación" del Islam en Cataluña y la posibilidad, de paso, de abrir una grieta política en España.
La primera delegación en el extranjero de la Generalidad catalana fue la oficina de Casablanca, inaugurada por Àngel Colom, expresidente de ERC, alto cargo de CDC y en la actualidad presidente de Nous Catalans. El anuncio realizado por Homs ha sido la contribución del día de la Generalidad a la campaña de las elecciones municipales.