Comparecencia en el Parlamento catalán de la CUP. Esperada rueda de prensa tras los episodios de reproches, tiras y aflojas de los últimos días, del colapso de las negociaciones y el proceso. Convergentes del peso de Francesc Homs y Andreu Mas-Colell han bramado contra la cesiones a la CUP y contra la propia CUP, partido que soporta una intensa presión por parte de los medios públicos catalanes y los "independientes" de Mas para que presten dos votos en una tercera sesión de investidura.
Está en juego el proceso separatista. Se presentan doce personas entre diputados y asesores en la sala de prensa de la cámara regional. Baños bromea con los periodistas por un ligero retraso. "Perdonad, que no presionad". "Primeramente -habla un liberado- una condena al desalojo de una casa okupada en el distrito de Gracia". Va a ser que no hay acuerdo ni se está cerca. Después se remitió a la asamblea que la formación tiene previsto celebrar el 29 de noviembre y a las reuniones territoriales, el complejo sistema asambleario del partido antisistema.
"Nadie se ha bajado los pantalones"
Eulalia Reguant, diputada, fue la siguiente en tomar la palabra para reivindicar el documento "Hilo en la aguja", las condiciones para pactar con Junts pel Sí. "No aceptamos -añadió- que nos digan que estamos haciendo chantaje". Después, Antonio Baños, para replicar a los "sectores neoautonomistas, a todas esas declaraciones como el Homs, Mas-Colell y otros opinadores que dibujan un escenario neoautonomista".
"Nosotros -añadió- no estamos imponiendo nuestras condiciones, negamos que nadie se haya bajado los pantalones ante nuestra intransigencia. Todo estaba en el programa de Junts pel Sí". La negociación está en un punto muerto. La CUP tiene en suspenso su decisión hasta la celebración de la asamblea "nacional", con participación de militantes del partido de los "Països Catalans".
El miércoles, Oriol Junqueras afirmaba que se estaba más cerca de un acuerdo que de las elecciones anticipadas. El propio Mas declaraba en un acto en Igualada que "habrá acuerdo". Escuchadas las múltiples intervenciones de diputados y no diputados de la CUP, punto muerto en las conversaciones, posiciones fijas y malestar con las presiones y las filtraciones.
En conclusión, Mas no cuenta con el beneplácito de la CUP, el punto es gélido y los diputados de la formación asamblearia se remiten a lo que decidan sus militantes.