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El 'poltergeist' del 1-O irrumpe en el Supremo: apagones, encantamientos y peritos que se desvanecen en las sombras

La fase pericial del juicio del 1-O desata fenómenos paranormales en el Monasterio de la Visitación de las Salesas Reales, sede del Tribunal Supremo.

La fase pericial del juicio del 1-O desata fenómenos paranormales en el Monasterio de la Visitación de las Salesas Reales, sede del Tribunal Supremo.
Los acusados en el juicio del 1-O en el Tribunal Supremo | EFE

"Indepes benignos venid, malignos absteneos", "indepes benignos venid, malignos absteneos", "indepes benignos venid, malignos absteneos"...

Cuenta la leyenda que desde comenzará el juicio sobre el 1-O, allá por el 12 de febrero de 2019, si te acercas a un espejo del antiguo Monasterio de la Visitación de las Salesas Reales y gritas tres veces esta invocación, esta letanía, la figura del magistrado Manuel Marchena se refleja en el cristal y te susurra: "Vamos a ver, esto no tiene trascendencia jurídica. ¡Formule otra pregunta!". Y es que desde que se inició la vista oral sobre el referéndum ilegal, ya nada es como antes. El Palacio de Justicia del Tribunal Supremo ha sido objeto de un oscuro encantamiento...

Remontémonos al año 2017. El 1-O aún vivía. Existía una insurrección en las calles, se asaltaban Consejerías de forma festiva, los golpistas orgullosos aprobaban Leyes de desconexión en el Parlamento catalán, se desobedecía al Tribunal Constitucional con alevosía, se votó un referéndum ilegal el 1 de octubre porque "votar no es delito". Incluso se declaró la independencia el día 27 de ese mismo mes. Pero el invierno llegó a la Cataluña insurreccional acompañado del artículo 155 de la Constitución Española y el 1-O murió... Y desapareció entre las sombras.

Una vez muerto, todos renegaron de él. Jamás hubo insurrección, no se votaron leyes de desconexión, el referéndum no tenía validez y no se había declarado la independencia. Nada de nada. Todos aquellos que bebían los vientos por el golpe, ahora le daban la espalda de forma injusta, de un día para otro. Todo había sido un sueño, pero el ánima del 1-O vivía, claro que vivía, e irrumpió con fuerza en el Supremo en pleno juicio contra los golpistas.

Los funcionarios que transitan desde hace años por las majestuosas estancias del Monasterio de las Salesas Reales hablan de un poltergeist del 1-O. Un espíritu escurridizo con ganas de venganza que apareció un buen día y que jamás se marchó. Durante todo el juicio, los presentes han sido testigos de fenómenos paranormales. Algunos golpistas desaparecieron del banquillo de los acusados y aparecen a veces sentados detrás de sus abogados, con la mirada fija, inclinándose y susurrándoles al oído.

También se han registrado otros fenómenos misteriosos sin explicación. Leyes aprobadas que sin embargo no tienen consecuencias jurídicas, páginas web creadas sobre el 1-O que nadie pagó, material electoral que nadie envió, urnas que aparecieron de repente en los colegios y que luego desaparecieron como si nada, agentes de los Mossos inertes... Por supuesto, todos los acusados por rebelión eran inocentes.

El poltergeist decidió manifestarse con más claridad e intensificó su presencia cuando llegó la llamada fase de la prueba pericial. Antes, los cuatro fiscales del Supremo, Javier Zaragoza, Consuelo Madrigal, Jaime Moreno y Fidel Cadena habían intentado infructuosamente exorcizar el espíritu golpista de numerosos testigos que votaron el 1-O. Todo esfuerzo fue inútil porque "votar no es delito" y llegaron los peritos al juicio, los esperados peritos que desataron la ira del vengativo espíritu del 1-O.

A pesar de que se organizó y se votó el referéndum ilegal en centenares de colegios y centros de votación por toda Cataluña, el Gobierno de la Generalidad no dispuso de ningún fondo para este propósito. Nada costó dinero, no se desviaron fondos públicos, todo se organizó de forma gratuita. Así se desprendía de los letrados de la defensa que cuestionaban a las 4 peritos del Ministerio de Hacienda y de la Intervención General del Estado, propuestas por la Fiscalía y la Abogacía de Estado, y que contabilizaron y denunciaron la malversación en solventes y pormenorizados informes aportados a la causa.

Posteriormente, los fenómenos paranormales continuaron en la Sala de Vistas. Dos "expertos en conflictos sociales" propuestos por la defensa del presidente de Ómnium Cultural, Jordi Cuixart, negaban todo tipo de violencia en el 20-S y en el 1-O contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y las comitivas judiciales. Ya saben, la secretaria judicial del Juzgado de Instrucción nº 13 de Barcelona escapó del asalto a la Consejería de Economía por la azotea del edificio, descolgándose de un muro, porque es una mujer muy aventurera y le gusta el riesgo y la acción.

El fiscal Jaime Moreno sacaba el crucifijo y rociaba a los "expertos" con agua bendita: "¿Es violento un puñetazo? 'Sí'; ¿Es violento una patada en la cabeza? 'Sí'; ¿Es violento una patada en los testículos? 'Sí'". Su rápida y certera intervención espantó los demonios golpistas. Sin embargo, el poltergeist no se iba a dar por vencido y volvió al día siguiente con más fuerza si cabe.

Dos guardias civiles se presentaban ante el tribunal como peritos, pero a los pocos minutos uno desaparecía de la Sala y el otro se convertía en testigo. El terror se apoderaba de los letrados de la defensa. El fiscal Javier Zaragoza se encomendaba al sacrosanto 'Enfocats' de los golpistas, para preguntar al perito reconvertido en "testigo experto" hasta que los abogados de los acusados no pudieron más. Manuel Marchena intervino y Zaragoza finalizaba su endiablado interrogatorio.

De repente, se aparecieron en la Sala de Enjuiciamiento dos peritos que negaban las lesiones a la Policía Nacional y a la Guardia Civil. Zaragoza volvía a la carga "¿Una inflamación testicular se produce motu propio o por una patada?". "Puede ser razonable, sí", contestaba uno de los peritos y los diablos se desvanecían, parecía que los presentes estaban salvados, pero no.

El poltergeist del 1-O montaba en cólera, no podía con la persecución de la Fiscalía y decidía apagar las luces del Supremo durante varios minutos desatando el terror entre todos los presentes. "Ya están aquí...", se podía oír de fondo en la Sala.

A continuación, era el turno de otros dos peritos de la defensa y Marchena daba la voz de alarma: "Señora Roig, me dicen que ninguno está en la puerta". ¡Horror! ¡Los peritos han desaparecido! ¿Habrá sido el espíritu del 1-O?

"Veo a uno de ellos señoría. Señoría, son dos peritos...", afirmaba con suspense Marina Roig, abogada de Jordi Cuixart, como si el niño de "El sexto sentido" le hubiera poseído, ya saben, "a veces veo muertos".

"Sí, sí, están. Pues mira que alegría, jajaja", contestaba con una risa nerviosa de alivio el presidente del tribunal que en realidad espantado temía otro fenómeno sobrenatural en la vista. Finalmente, los dos peritos emergían de entre la oscuridad del antiguo Monasterio de las Salesas Reales y se manifestaban en la Sala de Enjuiciamiento. Por fin, llegó la calma.

Todavía quedan tres semanas de juicio y a buen seguro, el poltergeist del 1-O volverá a actuar. Volverá a manifestarse en el Tribunal Supremo, para recordar a los presentes que sigue más vivo que nunca, aunque algunos renieguen de él.

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