Las posiciones siguen tan enconadas como al principio. O más. Tras unas horas de reunión en el Palacio de la Moncloa, a instancias de Pedro Sánchez, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, trasladó al presidente del Gobierno en funciones que no descarta votar en contra de su investidura. Una amenaza que sumó a un aparente retroceso en su posición tras la anterior reunión en el Congreso de los Diputados. Según fuentes socialistas, "Pablo Iglesias no ha variado su posición manteniendo la exigencia de un Gobierno de coalición" pese a que en su anterior encuentro en el Congreso aceptó la fórmula del Gobierno de cooperación sin precisar qué era.
Vuelta al desafío que responde a que Iglesias no acepta que Podemos se quede sin ministerios y quede relegado al segundo nivel de la Administración (de secretarías de Estado para abajo). Pero para Pedro Sánchez esta posición es "inamovible", según fuentes socialistas consultadas por Libertad Digital. "No le conoce quien cree que va a retroceder" en este punto que, apunta su entorno, es ya "una cuestión personal" para Sánchez.
Tan es así que el presidente y candidato a la reelección se ha mostrado dispuesto a acudir a las urnas. Su entorno sigue convencido de que no hará falta convocar nuevamente elecciones porque "Iglesias cederá" ante el miedo a la merma electoral que podría sufrir su formación ante una repetición electoral. A sumar, otro miedo: que "el fantasma de Errejón" abra el debate sucesorio con una plataforma nacional similar a la iniciada en la Comunidad de Madrid.
Pero para intentar una de cal y otra de arena, Sánchez ha compensado su negativa a la entrada de Iglesias en el Gobierno con una propuesta de Gobierno de cooperación agravada, con cooperación en tres ámbitos o niveles: programática, parlamentaria e institucional y la novedad de una Comisión de seguimiento al posible acuerdo de gobernabilidad.
La reflexión de Iglesias, "a fuego lento"
En el equipo de Pedro Sánchez han querido celebrar este encuentro para que se inicie un proceso de reflexión en Podemos que coincida con la agenda internacional del presidente del Gobierno en funciones. Este miércoles vuela a Japón en donde participará en la cumbre del G-20 hasta el domingo 30 de junio que se desplazará a Bruselas para participar en la Cumbre extraordinaria de renovación de los cargos al Parlamento Europeo y la Comisión.
Dos citas que le servirán para poner tierra de por medio y para dejar que la presión se centre en Pablo Iglesias y el retroceso se cocine "a fuego lento". La vuelta de Pedro Sánchez, en la primera semana de julio, previsiblemente el día 2, le permitirá contar con apenas diez/quince días de negociación in extremis.
Investidura ¿el 17?
Porque el nuevo plan del Ejecutivo es dejar la investidura del nuevo presiente para el miércoles 17 de julio, la tercera semana del mes, con el objetivo de dar tiempo para rectificar y asumir, a las puertas de las vacaciones, que "no hay alternativa posible". Un mensaje que se repetirá en bucle en lo que resta hasta esa fecha que parece abrirse paso en el horizonte a corto plazo.