Pablo Iglesias, a pesar de su cuarentena por el positivo en COVID-19 de la ministra de Igualdad Irene Montero, su pareja, volvía este sábado al Palacio de la Moncloa y lo hacia con la intención de hacer notar su peso en el Gobierno.
Pero la jugada no le salía bien, tras un duro e intenso forcejeo, otra vez en su carrera política, con Pedro Sánchez, que centraba buena parte de las más de siete horas de la reunión del gabinete de izquierdas, esta vez de manera presencial aunque con los ministros (todos menos Montero y la socialista Carolina Darias, también infectada por coronavirus) separados por un metro de distancia, siguiendo las recomendaciones y protocolos sanitarios.
El presidente me ha convocado presencialmente al #CMIN porque legalmente no se podía habilitar la opción telemática. Era mi deber acudir y lo he hecho siguiendo un protocolo sanitario organizado por Moncloa según las indicaciones de Sanidad, que hemos cumplido a rajatabla.
— Pablo Iglesias @PabloIglesias) March 14, 2020
Después del discurso y la rueda de prensa de Sánchez, en la que el presidente tenía que enfrentar varias preguntas sobre la presencia física de Iglesias, el propio vicepresidente segundo se manifestaba a través de un hilo de Twitter en el que se justificaba diciendo que fue Sánchez el que le convocó "porque legalmente no se podía habilitar la opción telemática. Era mi deber acudir y lo he hecho siguiendo un protocolo sanitario organizado por Moncloa según las indicaciones de Sanidad, que hemos cumplido a rajatabla".
Aumento de gasto exponencial
Pero además, y esto es lo más significativo políticamente de cara al futuro inmediato, Iglesias anunciaba batalla para implementar medidas económicas que supondrían un aumento exponencial del gasto público. Una intención nada oculta en Podemos, como había anticipado en Twitter, a la misma hora en que se reunía el Consejo de Ministros, el diputado de Unidas Podemos Enrique Santiago, un hombre de Izquierda Unida y por tanto próximo al ministro de Consumo, Alberto Garzon, que es además el secretario general del Partido Comunista de España.
La intención de la facción morada del Ejecutivo es aprovechar la crisis del coronavirus para elaborar unos presupuestos más "expansivos", que aumenten exponencialmente el gasto público, descontando que Bruselas pueda flexibilizar las exigencias del déficit.
En concreto, se plantean "ayudas para el pago de las hipotecas y los alquileres"; "de atención a los ancianos" y, enunciado por el diputado Santiago de forma muy genérica, "suministros básicos en todos los hogares".
Al igual que para la pandemia en sí misma, lo ocurrido en Italia tiene forzosamente que servir de referencia. El Gobierno transalpino de Giuseppe Conte, una coalición entre el Partido Democrático, los homólogos de los socialistas, y el populista movimiento Cinco Estrellas, asemejable a Podemos, habría logrado de la Comisión Europea, según informa EFE, poder disparar el déficit en 2020 de la administración italiana hasta el 3,3% del PIB, es decir, tres décimas por encima del límite comunitario del 3%. Todo para un conjunto de medidas que costará 25.000 millones de euros y que aún ultima el ministerio de Economía italiano.
Iglesias ha perdido el primer asalto, pero seguirá dando la batalla dentro del Ejecutivo para imponer sus tesis. Ahora con una población bajo estado de alarma.