
Mientras el mercado se globaliza, la producción se especializa y las redes logísticas se pelean por los mercados internacionales, Pedro Sánchez está a otra cosa. Un documento del PSOE acaba de diseñar la España del progreso del presidente Sánchez y sus aliados progresistas. Una España con vuelta a la compra de melones en el campo, con tiendas de pueblo con cuatro productos, mercadillos artesanos y rastros. El paraíso progresista.
No se trata de una disertación o de una frase deslizada en Twitter. El PSOE ha presentado en el Congreso de los Diputados un documento oficial con lo que considera que debe formar parte de la estrategia de futuro del comercio español. Un futuro sin Amazon, sin grandes superficies y, casi, casi, hasta sin carreteras hasta llegar a la tienda. Porque parte de la compra, los socialistas quieren que la hagamos directamente en el campo. A pie de tractor.
El documento muestra la pena socialista por el hecho de que "a lo largo de las últimas décadas, se ha podido percibir que el formato comercial tradicional ha sido reemplazado por el modelo de la gran distribución, distanciando a los productores de los consumidores". El PSOE se refiere de este modo al hecho de que una familia pueda acudir con un coche a una gran superficie y hacer una compra semanal sin tener que comprar las sandías en el campo y las galletas poco menos que en el economato. "Esta desconexión" prosiguen los socialistas, "ha hecho que los consumidores conozcan cada vez menos el origen de los alimentos". "En el otro lado de la balanza, los productores, en particular los de pequeña escala, han visto el valor añadido de los alimentos capturados por las grandes empresas agroalimentarias, procesadoras, minoristas y otros intermediarios", señalan desde el PSOE.
El texto del partido en el Gobierno considera que "asegurar una retribución justa a los agricultores o el desarrollo del medio rural son de capital importancia para el modelo de desarrollo sostenible que impulsan el Gobierno de España, la Unión Europea y otros organismos internacionales". Que "la promulgación del contenido de la nueva Ley de la Cadena Alimentaria en nuestro país debe suponer un impulso de crucial importancia para que, de una vez por todas, no se produzca la venta a pérdidas en nuestra agricultura y ganadería" y que "conviene tener claro algunos conceptos que posibiliten una adecuada comprensión de la terminología y que permitan poder tomar decisiones en la dirección correcta". ¿Cuáles son esos conceptos? Pues, por ejemplo, el de la venta directa: "No existe una definición precisa de 'venta directa', 'canal corto de distribución' o 'venta de proximidad' que sea de aplicación al amplio elenco de sistemas productivos y de distribución de alimentos". Pero esa deseada por los socialistas "venta directa" puede serlo, directamente, "en la explotación" lo que "se produce cuando los productores comercializan sus productos en el mismo emplazamiento donde son producidos, lugar al que los consumidores se desplazan para adquirirlos". Por ejemplo, en la huerta o la granja de los pollos.
También defienden los socialistas los "mercados de productores": los espacios "en los que los productores ponen a la venta sus productos en ferias y mercados organizados por los ayuntamientos y otras instituciones públicas o privadas". Vamos, los mercadillos de toda la vida. También gozan de simpatía en sus planes las "tiendas de venta directa: son los lugares en los que varios productores tienen la posibilidad de asociarse para poner en común medios para vender conjuntamente sus productos" o los "grupos de consumo: en esta ocasión son los consumidores los que se asocian para comprar directamente a los productores y organizar el reparto. AI hacer pedidos periódicos de cierto volumen, son capaces de reducir el coste". Y figuran entre sus preferencias las "plataformas online: son páginas web donde los productores exponen y venden sus productos on-line sin intermediarios" y la "venta a restauración colectiva: el productor suministra directamente los alimentos a comedores colectivos, hospitales, geriátricos, etc".
Todo ello, como se puede observar, muy cómodo para una familia donde los dos cónyuges lleguen a casa sin tiempo ni para hacer una compra diaria en su propio barrio. Pero esos detalles no despistan al PSOE: "La venta directa de productos agroalimentarios desde el productor hasta el consumidor, cumpliendo con la normativa en vigor, supone una mejora en la calidad del producto que llega a la ciudadanía y una oportunidad de rentabilidad para los profesionales del sector agrario", destacan. "Los pequeños productores, tanto de alimentos frescos como elaborados, tienen la posibilidad de venta directa al consumidor final, a los centros de restauración, comedores colectivos, etc., sin la intervención de una empresa intermediaria para mejorar su rentabilidad", añaden. Es más, "la creación de un espacio para la venta presencial y online de productos artesanos de la zona, mediante la puesta en marcha de mercados locales de productores, es una herramienta que puede tener especial relevancia, con la necesaria implicación de las comunidades autónomas".
Todo ello para apostar por una producto competitivo en la compra del día a día de un hogar como los "mercados locales de productores, concebidos como una instalación como pool de empresas artesanas, punto de venta y distribución online, incluyendo las instalaciones necesarias para el almacenamiento y la distribución corta de productos artesanos, gestión de la tienda física, virtual, stock y expedición de los pedidos". Y, por todo ello, el Grupo Parlamentario Socialista insta a su propio Gobierno "a, en colaboración con las comunidades autónomas y profesionales del sector, promover y facilitar la creación de mercados locales de productos agroalimentarios y artesanales".

