
El Ayuntamiento de Vilassar de Mar defiende a capa y espada la intencionalidad "pedagógica" de someter a niñas de once y doce años a pruebas como colocar con la boca un condón en un palo, chupar dicho palo untado en miel y nata, simular posturas del kamasutra o modelar penes, vulvas y "aparatos reproductores intersexuales" para demostrar que hay más sexos que el masculino y el femenino.
Según la concejal de Juventud, Participación Ciudadana, Igualdad y Transparencia, Montse Gual, en otros municipios también se llevan a cabo gincanas como la de Vilassar. "No hemos inventado nada", zanjó. Además, todas las pruebas efectuadas con los menores tenían el visto bueno del "equipo técnico".
En un comunicado emitido este viernes, el consistorio, gobernado por ERC pretende tranquilizar a los padres con el siguiente párrafo: "La gincana, que requería inscripción previa, fue dinamizada por jóvenes con el curso de monitorización de ocio, que conocían la vertiente pedagógica de cada prueba y que tenían la consigna de adaptarla a la franja de edad de cada grupo siendo mucho más flexibles y teniendo especial cuidado con los grupos de menor edad". La gincana estaba abierta a participantes de entre doce y treinta años.
Pedagogía sobre los usos del condón
Para la concejal Gual, lo que allí pasó no fue nada especial, un trivial sobre los efectos de las drogas y el alcohol y pedagogía sobre el preservativo. No opina lo mismo Esther Giménez Salinas, que ocupa el cargo de Defensor del Pueblo (Síndic de Greuges en catalán) autonómico, y que ha ordenado una investigación de oficio sobre la peculiar gincana, entre otras razones sobre la publicación de imágenes por parte del propio Ayuntamiento de menores cuyos padres no dieron el consentimiento.
Entre los nuevos detalles del escándalo destaca que dos menores se negaron a participar en las pruebas dado el cariz que estaban adquiriendo y que estas se celebraron a las diez de la noche y en una plaza pública, a la vista de los clientes de los bares aledaños. Pero según la concejal responsable de la organización de semejantes actividades, los monitores han hecho un curso municipal y tenían claro el cariz "educativo" de la gincana.
La docena de padres que han protestado todavía no han decidido si denuncian al Ayuntamiento, aunque esperan que tal como la defensora del pueblo catalana ha tomado cartas en el asunto también lo haga la fiscalía de menores.


