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El coñojín: el último invento feminista para empoderarte abrazando una vulva

Su creadora lucha contra el "heteropatriarcado que se ha encargado de invisibilizar, ensuciar o avergonzarnos".

Su creadora lucha contra el "heteropatriarcado que se ha encargado de invisibilizar, ensuciar o avergonzarnos".
El coñojín. | Dianarubioempoderarte

El coñojín es una pieza de "artesanía íntima" que básicamente consiste en un cojín con forma de vulva. Se hizo popular después de que el Ayuntamiento de Rivas, donde gobiernan IU, PSOE, Más Madrid y Podemos, incluyera un puesto de "abraza un coñojín" en el mercadillo del Festival Coñohumor. Su creadora es Diana Rubio, "terapeuta y facilitadora con perspectiva feminista", tal y como se define ella misma en su blog, en el que también promociona vacaciones "maraviDiosas" en el campo para buscar el "empoderamiento a través del placer".

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El coñojín.

Según explica la propia Rubio, "la idea del coñojín surge de un proceso creativo relacionado con la visibilización de la vulva, esta parte de nuestro cuerpo que desde nuestra infancia ha sido invisibilizada, como una parte que no se debe tocar, nombrar, ni mirar". El coñojín, lo hay en formato grande y pequeño, es una vulva blandita, diseñada con diferentes texturas y diseños y colores que además incorpora telas de pelo largo imitando el vello femenino.

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La creadora del coñojín, Diana Rubio.

"Un pene lo he visto dibujado muchas veces en paredes, puertas de baños, grafitis, etc. Por lo que desde bien jovencita lo sabía representar perfectamente, pero hasta hace pocos años, no había visto dibujos de vulvas por ningún lugar", dice Rubio en su blog. "El primer coñojín fue una experimentación. Un regalo de cumpleaños para mi amiga Nuria con el que disfruté enormemente haciéndolo".

Asegura Rubio que aun "queda mucho por visibilizar y por tomar nuestro lugar ya que el patriarcado se ha encargado de invisibilizar, ensuciar o avergonzarnos en relación a nuestro cuerpo y nuestra sexualidad. Todo esto tiene consecuencias en la percepción de nuestros cuerpos, de sus procesos y de nuestra sexualidad".

Para todo aquel que desee recostarse en un coñojín y no pudo comprarlo en Rivas, la creadora tiene un formulario de pedidos en la web en el que incluso se puede solicitar un modelo personalizado dependiendo de los gustos o morfología del cliente, porque como dice Rubio, "no hay dos vulvas iguales". La web no especifica el precio, aunque rondaría los 45 euros.

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