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La larga travesía de la Río Tajo de la Guardia Civil: cinco días con 170 inmigrantes a bordo en aguas de Mauritania

El Ministerio del Interior afirma que "se han mantenido conversaciones sin descanso" y que espera que "la situación se resuelva de manera inminente".

El Ministerio del Interior afirma que "se han mantenido conversaciones sin descanso" y que espera que "la situación se resuelva de manera inminente".
Patrullera Río Tajo del Servicio Marítimo de la Guardia Civil | Wikipedia cc Outisnn

La Guardia Civil y la Policía Nacional llevan varios años desplegados en la costa de Mauritania. Su presencia es fruto de los acuerdos políticos alcanzados por los gobiernos español y mauritano para combatir a las mafias de la inmigración ilegal, que utilizan el país como zona de paso en sus rutas terrestres hacia Europa antes de llegar a Marruecos o para dar salida por mar a embarcaciones que tratan de alcanzar las Islas Canarias.

El despliegue policial español incluye helicópteros para batir el desierto y el mar, quads para tratar de controlar el inmenso desierto y, como no podía ser de otro modo, embarcaciones del Servicio Marítimo de la Guardia Civil. Su trabajo lo realizan codo con codo con los agentes de la Policía y la Gendarmería mauritana, que son los que dan legalidad nacional a las intervenciones. El número de efectivos españoles no se conoce, el Ministerio del Interior se limita a hablar de "varias decenas".

Precisamente, la pasada semana se produjo una rotación en las embarcaciones de la Benemérita y a la Río Tajo le tocaba poner rumbo a Mauritania y sustituir a los compañeros que estaban en el país. En su navegación hacia el país africano se encontró con una embarcación de inmigrantes que iba ilegalmente rumbo a las Islas Canarias, por lo que tuvo que subirlos a bordo y puso continuó su rumbo hacia Mauritania.

Exactamente, se encontró con un evento SOLAS (Safe of Life at Sea), una embarcación que corría el peligro de naufragar o hundirse en el mar. Ante este hecho, el Derecho Internacional Marítimo dice que se está obligado a rescatar a la tripulación de la nave en peligro y llevarla al puerto seguro más cercano. En este caso, el puerto seguro más cercano era el de Nuadibú, la segunda ciudad en importancia de Mauritania, el destino al que también iban los agentes del Instituto Armado.

Nuadibú se encuentra al noroeste del país africano, en la parte interior de una península alargada de 75 kilómetros de longitud, a unos kilómetros del Sáhara Occidental. Las fotografías de sus puertos se han hecho conocidas en España. Por un lado, por la cantidad de cayucos que hay en los mismos, utilizados por pescadores para su trabajo diario, pero que se utilizaron en redes sociales para decir que eran cayucos que iban a salir hacia España. Por el otro, por sus cementerios de barcos.

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La Río Tajo de la Guardia Civil en la bahía de Naubidú (Mauritania)

Los agentes recogieron a los 170 inmigrantes y se encontraron con un serio problema. Los mismos protagonizaron una especie de motín a bordo cuando se enteraron que la embarcación no les iba a llevar a Canarias, sino a Mauritania. Tal fue la situación que los guardias civiles dispararon al aire en varias ocasiones para volver a controlar la situación, según denunciaron desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), una de las asociaciones profesionales del Instituto Armado.

El segundo gran problema se lo encontraron a las pocas horas de recoger a los inmigrantes y ya en pleno puerto de Nuadibú: las autoridades mauritanas se negaron al desembarco de los inmigrantes porque la embarcación ilegal en la que iban había salido desde Senegal y no desde Mauritania, por lo que querían que la Guardia Civil lo llevara hasta un puerto de su vecino del sur. Eso pasó el pasado jueves 24 de agosto. Y todavía hoy se busca solución.

La embarcación española lleva estos cinco días en la bahía de Nuadibú, esperando poder entrar en puerto tras una resolución satisfactoria de la situación. Mientras tanto, el contingente español en Mauritania ha estado llevando víveres a la embarcación e, incluso, han subido varios agentes más de la Guardia Civil para ayudar a mantener en calma la situación a bordo.

El Ministerio del Interior ha explicado a Libertad Digital que "se han mantenido conversaciones sin descanso" con las autoridades mauritanas y que esperan que dé "sus frutos" y "la situación se resuelva de manera inminente". Mientras, según han detallado las mismas fuentes, se han puesto lonas para proteger del sol a los inmigrantes y se les ha dado agua y arroz. "Ninguno de ellos ha rechazado la comida", han afirmado desde el departamento de Fernando Grande-Marlaska.

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