
"Yo estuve con los Testigos de Jehová desde que nací hasta los 45 años. Me salí hace veinte", indica Enrique Carmona, secretario de la Asociación Española de Víctimas de los Testigos de Jehová (AEVTJ). "Fui un niño normal, me casé con una chica que era testigo, formé una familia y tuve dos hijas, pero cuando tenía sobre 30 años me dijeron que habían venido normas nuevas y que tenía que dejar de hablar con mi padre porque -cuando yo tenía 6 años- fue expulsado".
Él se reveló ante esa directriz, y -a partir de ese momento- empezó a tener problemas. "Como padre se portó bien, con normalidad, nos inculcó que estudiáramos y que fuéramos buenas personas", asegura. "Yo no tenía problemas con mi padre, ni mi padre conmigo. Pero me querían obligar a romper toda relación con él y a no llevarle a mis hijas para que las viera. Cosa que yo tenía por costumbre. Cada 15 días, íbamos a comer a su casa y disfrutábamos de estar en familia".
Así que Enrique intentó sortear aquella prohibición trasladando a "los ancianos" (figura similar a la de los pastores o curas) que no tenía por qué ser así, que entre ellos no había ningún problema y que "si él tenía problemas con Dios, que lo arreglara con Dios". Este argumento le sirvió para aplacar los ánimos entre los miembros del consejo, sin embargo "ese mensaje no caló en mi esposa". "Ella creía que había que obedecer las órdenes del cuerpo gobernante, que es como llaman a los grandes directores de la central en Nueva York".
En definitiva, consiguió que los ancianos aceptaran que él tuviera relación con su padre. Pero su postura provocó la ruptura con su mujer. "El matrimonio se complicó, se complicó muchísimo. Y era mejor abandonar. Estaba enfadado todo el día y decidí divorciarme", explica durante la entrevista para Libertad Digital. "El pleito se alargó", fundamentalmente porque no llegaron a un acuerdo económico. No tuvieron los papeles hasta cinco años después de que Enrique se marchara de la casa familiar.
Hasta ese momento, como él no había renunciado y tampoco le habían echado, seguía formando parte de los Testigos de Jehová. "Pero yo no quería pertenecer a esa congregación y un día decidí arreglar mi situación. Fui a los ancianos y les pedí que me expulsaran", relata. No imaginaba entonces que "lo que no consiguieron conmigo, que dejara de hablar a mi padre, lo consiguieron con mi hija mayor. Hace 15 años que apenas tengo relación con ella", asegura.
Un reglamento secreto
Esto fue precisamente lo que le impulsó a dar a conocer lo que ocurría en el seno esta confesión religiosa, reconocida legalmente por el Estado español desde 1971 y recientemente aceptada como "secta peligrosa" en una sentencia judicial. "Aquello me causó una depresión y con el tiempo me di cuenta de que la sociedad en general no conocía esas normas que tienen ellos, unas normas escritas en un libro que es secreto para los mismos Testigos de Jehová".
"Por increíble que parezca, los Testigos de Jehová no conocen el reglamento por el que se rigen cuando le hacen un comité (judicial). Solamente lo tienen los que ostentan el cargo de anciano dentro de la congregación, que es como una especie de cura o pastor", explica Enrique Carmona. "Por eso decidí, junto con otros amigos que estábamos en situaciones similares, montar una asociación en 2019".
Es el año en el que nace la Asociación de Víctimas de los Testigos de Jehová. "Hicimos nuestros estatutos, que fueron muy discutidos pero consensuados, como pasó con el nombre". Algunos pensaban que utilizar el término de víctimas para designar a su miembros podía resultar demasiado agresivo. Pero el tiempo ha terminado demostrando que eso es precisamente lo que son. Así lo determina una reciente sentencia por la que se absuelve a la organización, que fue demandada por la congregación.
Víctimas de una secta
La titular del juzgado de Primera Instancia número 6 de Torrejón de Ardoz, Raquel Chacón, señala como "veraces" las acusaciones que fundamentan la denominación de "secta destructiva" por parte de sus "víctimas". Y no lo hace teniendo en cuenta sólo la declaración de los testimonios aportados por la asociación demandada —formada por exadeptos—, también por la información publicada en prensa y los estudios realizados por expertos en la materia incluso antes de que se constituyera esta organización.
En su argumentación, la magistrada hace referencia al "control excesivo" sobre sus fieles, a la "insistencia" en "conocer detalles" de sus "relaciones" personales, a la "supervisión" de sus vidas privadas y la pretensión de que éstos se alejen de las "personas que no compartan su fe", lo que supone una herramienta de "aislamiento y segregación social". Los extestigos son "víctimas" de la congregación como como "receptoras de un daño" y sus declaraciones están amparadas por la libertad de expresión "aún cuando pueda molestar a las personas de esa confesión".
"Nos encontramos ante la crítica legítima de determinados comportamientos generalizados llevados a cabo por la confesión religiosa de Testigos de Jehová", señala Chacón. "Todos los declarantes propuestos por la Asociación se consideraban víctimas, y se han acreditado, al menos como veraces, prácticas que de manera generalizada se llevan a cabo y generan mucho dolor, y desestabilizan mentalmente a las personas destinatarias de ella, como la expulsión y todo lo que conlleva".
Exadeptos y suicidios
"La jueza ha estudiado magistralmente el caso", reflexiona Enrique, "ha dado una sentencia basada en la realidad humana de las personas que testificaron". Según nos relata, fueron cinco sesiones maratonianas de siete horas cada una. Declararon doce testigos de cada parte, y además la asociación presentó otros 70 testimonios escritos. "Una vez terminado el plazo seguíamos recibiendo testimonios, podíamos haber aportado más de 150".
En cualquier caso, para Chacón fue suficiente con los casos de los que tuvo constancia. "La misma jueza determina en esa sentencia que los comportamientos que tienen son propios de una secta y que además tienen elementos de destrucción, por lo que hacen -por ejemplo- con las familias", como señala Enrique Carmona. Y cada vez son más los que comparten esta opinión. Desde que se dio a conocer la mencionada resolución judicial, los miembros de la asociación no han parado de crecer. En los primeros días, a razón de 25/30 nuevas incorporaciones por día.
"El conocimiento profundo de lo que implica ser un testigo de Jehová solo se alcanza estando dentro, y especialmente cuando quieres salir", asevera. A los que continúan en la congregación, les prohíben tener contacto con los expulsados. Se rompen familias y relaciones de amistad de toda una vida. Padres e hijos que dejan de hablarse, abuelos que no ven a sus nietos, vecinos que no se saludan... El ensañamiento hacia los que se marchan llega a ser insoportable y muchos optan por no seguir viviendo. "Tal cual, la gente se suicida. Pero ellos lo tienen todo muy escondido".
Rectificación
Sobre este artículo ha ejercido su derecho de rectificación previsto en la Ley Orgánica 2/1984, de 26 de marzo la congregación Testigos Cristianos de Jehová, a través de su departamento jurídico. Solicitud de rectificación de los Testigos de Jehová

