
La madre del bebé de ocho meses hallado muerto el pasado 25 de febrero en un parque de Zaragoza, Tatiana Diguele Núñez -de 31 años-, cambia de versión y asegura que murió accidentalmente. Según ha argumentado este miércoles ante el titular del juzgado de guardia al que fue conducida como presunta responsable del asesinato del menor, el pequeño Juan Carlos falleció por asfixia cuando ella le tapaba la boca para que no se oyeran sus lloros.
Un relato que dista mucho del que ofreció dos horas antes de que la Policía Nacional hallara el cuerpo del niño oculto entre un banco y unos arbustos en las proximidades de la antigua estación de El Portillo y que mantuvo en sus primeras declaraciones ante los agentes después de su arresto. Entonces aseguró a los investigadores que ella y su hijo habían sido secuestrados por una pareja de norteafricanos.
Pero, ante la falta de congruencia de sus explicaciones y la presión de los agentes, La mujer ha terminado confesando. La autopsia confirmó la muerte por asfixia del bebé y las cámaras de seguridad del edificio CaixaForum -próximo al lugar donde fue hallado su cadáver - captaron el momento en el que la mujer se acerca al banco donde lo encontraron y deposita un bulto en el suelo, que resultó ser su hijo.
Denuncia por desaparición
El padre del bebé puso una denuncia por desaparición el viernes anterior. Ya en ese momento advirtió a los agentes que él pensaba que el niño corría peligro, ante la inestabilidad mental que presentaba Tatiana. Fuentes cercanas al caso informaron a este periódico de que la mujer pasaba por una depresión y "no estaba bien".
En la misma línea, el Heraldo de Aragón apuntaba el lunes que la mujer está embarazada y que además habría perdido a un hijo de corta edad anteriormente. Situación que la habría llevado a estar "bastante deprimida". Al parecer, la mujer tenía miedo de "no saber cómo enfrentar la llegada de otro bebé en tan poco tiempo".

