
La Guardia Civil detenía el pasado domingo a tres jóvenes de Pioz de poco más de 20 años por su presunta relación con el triple crimen de un matrimonio -Ángel Villar y Elvira Fernández, de 52 años- y su hija -Laura, de 22- perpetrado en la madrugada del pasado sábado en el chalet en el que vivían, en la urbanización Medina Azahara de Chiloeches (Guadalajara). Sus cadáveres, especialmente el del padre, presentaban múltiples heridas por arma blanca.
Se trata de dos hombres españoles y una mujer venezolana -pareja de uno de ellos- que pertenecen al entorno del exnovio de Laura (Cristian B.), sobre el que pesaba una orden de alejamiento de la joven en vigor por una agresión que habría tenido lugar en 2023. Llama la atención que, a pesar de estos hechos y de haber roto supuestamente en el mes de diciembre, ambos mantenían una imagen de ellos juntos como foto de perfil de Facebook.
En cualquier caso, los arrestados -que han pasado a disposición judicial este martes- formaban parte de un grupo que se hacía llamar ‘La mafia de Pioz’, al que se relaciona con el mundo de la droga y que era considerado como "peligroso" por sus vecinos. Uno de ellos -Fernando P.S., de 23 años y nieto de un antiguo alcalde del municipio- es conocido por su larga lista de antecedentes policiales (robo con fuerza, estafa y resistencia a la autoridad, entre otros).
Le llaman ‘El pelirrojo’ y los investigadores le consideran el autor material de los asesinatos. Habría sido él quien mató a los tres miembros de la familia de Chiloeches con los machetes que portaba la noche de los hechos. El joven fue detenido junto a su novia venezolana -en principio en calidad de encubridora, aunque está por determinar si participó de alguna manera en el asalto- en un hostal de Daganzo.
En el momento del arresto, tenían en su poder una maleta tipo trolley en la que había objetos que fueron robados en la casa de los Villar, entre ellos varios relojes. El primero en ser detenido -David M.A., de 24 años y familiar del exnovio de Laura- fue quien llevó a la Guardia Civil hasta el lugar donde se escondía la pareja y donde los agentes les trasladaron este lunes para realizar una reconstrucción de los hechos.
Un cambio de planes
La forma en la que los jóvenes entraron en la urbanización en la que residía la familia asesinada sigue siendo una incógnita. Lo que sí se sabe es que al menos uno de los trayectos de la noche del asalto que acabó en matanza -el de salida- lo realizaron en el coche de la madre de David, un Peugeot negro que fue captado por las cámaras de seguridad. Los investigadores creen que en plan inicial no entraba acabar con la vida del matrimonio y su hija. Pero algo no salió según lo previsto.
El móvil de los asesinatos fue el robo, eso lo tienen claro. Ahora intentan aclarar las circunstancias en las que se produjeron los crímenes. Saben que los jóvenes conocían a Laura y la trataron el tiempo en el que fue novia de Cristian. En ese clima de confianza, ella misma les dio detalles que pudieron ser clave para que los arrestados decidieran entrar en su casa. Como contaban con información privilegiada, debieron pensar que sería más fácil de lo que en realidad fue.
La idea debía ser: entrar, coger los objetos de valor que tenían localizados y huir. Sin embargo, el matrimonio les oyó y eso trastocó sus planes. Elvira realizó una llamada a emergencias pasadas las tres de la madrugada para alertar de la entrada de extraños en la casa. Por otra parte, ellos sabían que Ángel era un hombre corpulento con conocimientos de taekwondo y Laura podía reconocerlos. Estas circunstancias debieron animar a Fernando a matar a la familia y provocar un incendio para hacer desaparecer las pruebas que pudieran incriminarles.
Esa es la escena que se encontró el otro hijo del matrimonio -Yeray, mellizo de Laura- cuando llegó a casa tras pasar a noche de fiesta: un fuego que se habría iniciado en la planta baja de la vivienda. Tras sofocarlo, los bomberos hallaron los cadáveres de tres personas cosidas a puñaladas. Un terrible suceso que ha salpicado de nuevo a Pioz, el pueblo en el que un joven mató y descuartizó a cuatro miembros de su familia (sus tíos y los hijos de éstos, dos niños de 4 y 1 años) en 2016.

