
Que los diputados de ciertos partidos recurran a expresiones "chulescas" en el Congreso no es novedad, pero cuando el propio Secretario de Estado de Sanidad baja a la arena con respuestas más propias de una tertulia de bar, la preocupación es inevitable.
El debate se desató cuando el Ministerio de Sanidad lanzó una afirmación cuanto menos polémicas: el mayor índice de suicidios y consumo de drogas en hombres no responde a factores genéticos, sino a la propia masculinidad. Una explicación simplista para un problema de salud pública complejo.
Como era de esperar, la reacción no tardó en llegar y, en el Congreso, un
diputado de Vox resumió su indignación con una frase lapidaria: "Hay que tenerlos bien grandes". Y Padilla, Secretario de Estado de Sanidad, en lugar de mantener la compostura institucional, decidió responder en redes sociales terminando su mensaje con un: "‘Hay que tenerlos bien
grandes’, sí.", respuesta más propia de una discusión en la barra de un
bar a las tres de la mañana que del máximo representante técnico de la
Sanidad española.
El suicidio: un problema serio reducido a un eslogan
Tras el inicio de la polémica, lejos de abordar la complejidad del problema, Padilla intentó justificarse resumiendo selectivamente varios estudios científicos, destacando, entre ellos, uno de PubMed (Struszczyk, 2019), que sugiere "reenmarcar" la búsqueda de ayuda como un elemento masculino para mejorar la prevención del suicidio.
Sin embargo, Padilla omitió que una búsqueda más general en PubMed
sobre "riesgo de suicidio en hombres y mujeres" revela una literatura
científica mucho más extensa y compleja.
Así, estudios publicados en PubMed muestran que el suicidio es un
fenómeno complejo que depende de muchos factores, a modo de ejemplo se indica que: las relaciones interpersonales influyen en los intentos de suicidio, afectando especialmente a mujeres en situaciones de aislamiento; las lesiones ocupacionales incrementan el riesgo en hombres expuestos a trabajos peligrosos; las adolescentes mujeres presentan una alarmante tendencia al aumento de la depresión y el suicidio; y las minorías LGBTQ+ en entornos rurales enfrentan riesgos específicos en su salud mental. Además, los métodos utilizados en los intentos de suicidio varían según el género, siendo los de los hombres generalmente más letales.
En resumen, el suicidio es un problema multifactorial que no puede
reducirse a una discusión sobre masculinidad tóxica. Hay una clara
diferencia entre el riesgo de intento de suicidio y el riesgo de suicidio
consumado, y este último se ve influenciado por múltiples factores, entre ellos, sociales, laborales y de acceso a recursos.
Un debate que se pierde en la testosterona
En lugar de propiciar una conversación seria y fundamentada sobre la
prevención del suicidio, el cruce de declaraciones se ha convertido en un pulso de "bravuconadas". Si el Secretario de Estado de Sanidad se aplicara su propia lógica y redujera su nivel de "masculinidad", quizás podrían mantener un debate con rigor y soluciones reales.
El suicidio es una de las principales causas de muerte no natural y el
consumo de drogas sigue siendo un problema de salud pública grave.
Pero en lugar de centrarse en medidas efectivas, el Ministerio de Sanidad ha optado por banalizar el debate, reduciendo una cuestión compleja a un eslogan ideológico. Y lo que es peor, el Secretario de Estado, en lugar de aportar soluciones y datos sólidos, ha optado por entrar al trapo en una disputa política digna de un reality show.
Si este es el nivel de nuestros dirigentes, no es de extrañar que la
ciudadanía pierda la confianza en la política. Mientras tanto, los
problemas reales siguen sin resolverse y el debate público se convierte en un circo donde la seriedad brilla por su ausencia. ¿De verdad este es el nivel de quienes deben gestionar nuestra salud?
En este lamentable espectáculo, el mayor perdedor no es Padilla ni el
diputado de Vox, sino el rigor y la seriedad con la que debería tratarse un problema de esta magnitud.

