Los tres, de entre 60 y 70 años, fueron sorprendidos por una fuerte ventisca y se precipitaron por la temida Escupidera, una zona conocida por su peligro y dificultad.
El grupo formaba parte de un grupo más numeroso de excursionistas que habían planeado disfrutar de un día en la montaña. Sin embargo, el mal tiempo hizo que la mayoría de los integrantes diera la vuelta, mientras que estos tres veteranos montañeros decidieron continuar el ascenso. Se cree que la niebla densa y el hielo en el terreno fueron factores decisivos en la tragedia.
El rescate fue complicado, con hasta 15 personas entre bomberos, guardias civiles, médicos y efectivos de Protección Civil trabajando en las condiciones extremas para llegar hasta los cuerpos. A pesar de los esfuerzos, la operación fue larga y difícil debido a la visibilidad reducida y el terreno peligroso.
La comunidad montañera y los familiares de las víctimas lamentan profundamente la pérdida de estos tres experimentados deportistas, recordando la importancia de tomar precauciones y ser conscientes de los riesgos que la montaña puede presentar, especialmente en condiciones meteorológicas adversas.

