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¡Es solo un chiste! El debate que divide el humor: libertad para reír o censura por ofenderse

El 1 de julio se celebra el Día Internacional del Chiste y muchos defienden el humor sin filtros, pero otros piden límites.

La risa, el buen humor y la importancia de tomarse la vida con un poco más de alegría tiene fecha, el 1 de julio es el Día Internacional del Chiste. Contar un chiste, compartir una carcajada o simplemente disfrutar de un momento divertido puede tener efectos positivos en nuestra salud, ya que la risa ayuda a reducir el estrés, mejora el ánimo y fortalece vínculos sociales.

Pero, ¿existe la libertad en el humor? ¿Deben existir los límites en los chistes? Libertad Digital sale a la calle para para conocer qué piensa la gente sobre el humor en los tiempos que corren. ¿Todos los chistes valen? ¿Hay temas que deberían evitarse?

El equilibrio entre la risa y el respeto: ¿Sin filtros o de piel fina?

En tiempos donde todo parece susceptible de ser juzgado, cuestionado o "cancelado", el humor ha pasado a ser un campo de minas. Sin embargo, hay quienes defienden que el humor debe ser libre y sin censura. Que un chiste es solo eso: un chiste. Y que si alguien se siente ofendido, tal vez el problema no esté en el humorista… sino en su propia piel fina. Y hay quien defiende que "depende" de algunas condiciones como el contexto, el lugar, el entorno, la compañía y sobre todo, la intención.

"Mientras se digan con respeto y sin ganas de hacer daño, todo se puede usar", comentaba una joven. "El problema es que ahora hay muchos más temas sensibles, y la gente se ofende más fácilmente", describe algún transeúnte. "Me puedo sentir ofendida por tantas cosas que al final... lo que a ti te ofende al otro no y al revés. Es una cosa de juicio de valor personal", reflexiona una mujer.

"Tenemos la piel hoy día muy suave. No hace tantos años, cuando nosotros éramos jóvenes entre amigos hacíamos bromas sobre otro y se aceptaban porque eran desde el cariño y no una ofensa", destaca una pareja. "Somos más delicados. No somos tan graciosillos ni tan tan españoles como éramos antes", comenta uno de ellos, "a lo mejor éramos demasiado", responde entre risas.

Otros fueron más tajantes y marcaron sus límites cuando "se trata de ofender a personas por su género, identidad o condición física". Antes la ‘diferencia’ entre la mayoría era el objeto de muchos chistes, los tiempos cambian y "afortunadamente, ya no lo es". Hay quienes marcaron el límite en "el momento que alguien se siente ofendido", señalando así que puede dejar de ser un chiste.

Y aunque la sensibilidad ha cambiado, también ha aumentado la conciencia: "Antes se decían cosas muy casposas, sobre todo contra mujeres. Hoy eso ya no pasa tanto, y es una buena señal", reflexiona un entrevistado. "Ahora la mujer se reivindica más", expone una joven comparando el antes y el después.

"Hoy en día se lleva de moda soltar sin filtros cualquier tipo de comentario en cualquier lugar y evidentemente, pues la gente que lo hace lo hace también porque piensa que eso le va a dar más popularidad o más votos...", señalan los más tajantes. Mientras que alguno señala que lo que "antiguamente se catalogaba como chiste verde" debe ser más actualizado, los jóvenes indican que hay que saber hacerlo entre amigos y con un entorno adecuado para que sea "una coña entre amigos" y no algo ofensivo.

"A mi edad ya lo he oído todo. Tengo paciencia, pero reconozco que hay cosas que hoy es mejor no decir", reflexiona un hombre. "Hay que buscar el límite entre algo que no sea cancelación porque sí, directamente, pero sí en algo que sea insultante. Hay que buscar un un equilibrio, un balance entre una cosa y otra", reflexiona finalmente.

Saber hacer humor

También hay quien señala el límite en la persona que hace el chiste, "el que hace humor tiene que saber hacerlo" y conectar con el público para causar una reacción adecuada en él: "Quien tiene gracia, la tiene".

"Hay personas que te pueden decir cosas tremendas y tú no te sientes ofendido. En cambio, hay otras personas que piensan que no te han dicho nada y dices: ‘Madre mía’", relata una mujer. "Yo soy cristiana, e incluso, cuando he oído cosas si son graciosas, son graciosas, me da lo mismo", comenta como experiencia.

Las diferentes zonas de España, las personas más proclives al chiste y el humor de los ciudadanos que pueden considerar "el chiste como insulto" también son valorados por alguno de los encuestados.

Las redes sociales, el nuevo escenario del humor

Muchos coinciden en que el humor cambia según el medio, con la aparición de internet la facilidad para interactuar es mayor y pese a que la comunicación se ha intensificado la comprensión se ha dificultado: "En redes sociales no ves el tono ni el lenguaje corporal, y eso hace que muchas veces no se entienda el chiste".

La viralidad también juega un papel importante, y las redes sociales amplían el círculo: "No es lo mismo reírte entre amigos que soltarlo en Twitter. Lo que en persona se entiende como broma, en internet se puede malinterpretar".

Hay quien propone como solución no variar los chistes a través de internet y "contarlos igual" para no dar lugar a confusión.

A pesar de las diferencias, hay consenso en algo: el humor sigue siendo necesario. "Los chistes ayudan a llevar la vida con más ligereza", señalan. "Nos hacen conectar con los demás y es la manera de poder seguir adelante". La risa es una de las formas más antiguas y efectivas de lidiar con la realidad. El chiste, por irreverente que sea, suele tener detrás una crítica, una caricatura del mundo, o simplemente una válvula de escape.

La conclusión a la que llegan todos los entrevistados es que los chistes y el humor "hay que saber cuándo y cómo hacerlos".

Mucho humor para recibir, poco para contar

En pleno centro de Madrid descubrimos que la mayoría se considera "con humor" a la hora de recibir chistes… pero pocos se atreven a contarlos. Aun así, uno de los encuestados recordó entre risas un clásico:

"Un tío está sentado en el campo con una revista porno casera y dice: ‘Esto es vida, champán y mujeres’… ¡Y ahora ni para una gaseosa tenemos!".

La pareja señala que los chistes pueden llegar a convertirse en dichos entre amigos en el día a día: "Nosotros para decir que algo está guay, decimos es que esto es vida, champan y mujeres".

Ya sea un chiste bueno, uno malo o uno tan malo que da risa... hoy es el día perfecto para soltarlo sin culpa.

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