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La Archidiócesis de Madrid interviene a las falsas monjas de las HAM tras ser denunciadas por abuso sexual y de poder

Numerosas familias habían alertado del peligro de las Hijas del Amor Misericordioso, quienes captan a jóvenes con un proceder similar al de una secta.

José Cobo, arzobispo de Madrid | Europa Press

La Archidiócesis de Madrid ha decidido intervenir la asociación pública de fieles conocida como Hijas del Amor Misericordioso (HAM) tras una visita canónica y un proceso de investigación realizado por el Tribunal de la Rota que ha destapado "numerosas denuncias" contra esta organización que pone el foco, sobre todo, en jóvenes, a los que capta en ejercicios espirituales y retiros de Effetá y Emaús organizados en diferentes parroquias de la comunidad.

Aunque el comunicado hecho público este lunes evita aclarar su naturaleza, Libertad Digital ha podido comprobar que se trata de denuncias de "abusos sexuales, de poder y de conciencia" a las que la Archidiócesis concede total "verosimilitud", por lo que ha decidido expulsar de la asociación a María Milagrosa Pérez Caballero (más conocida como Marimí) —quien hasta ahora ejercía como superiora general—, y nombrar a Pilar Arroyo Carraco "comisaria extraordinaria" por un periodo inicial de un año que, en todo caso, podrá ser prorrogable.

Así, "quedan suspendidas las funciones del equipo general de gobierno anterior" y, a partir de ahora, será esta comisaria la encargada de "revisar y reconducir aspectos fundamentales, tales como la estructura de gobierno, el plan de formación, la vida comunitaria y el acompañamiento espiritual, además de revisar estatutos, reglamentos y la gestión económica".

Por otro lado, la Archidiócesis de Madrid establece que, durante este tiempo, las llamadas HAM "no podrán admitir nuevas vocaciones ni continuar los procesos formativos de postulantes y novicias de primer año", mientras que el resto podrán seguir su proceso de formación, pero bajo la autoridad de la comisaria. Asimismo, "se limita la actividad pastoral externa de las hermanas y se requerirá autorización específica para determinados actos religiosos" y, aunque se permitirá el acompañamiento espiritual y formativo, este únicamente podrá ser desarrollado "por personas designadas por la autoridad eclesiástica". Todas estas decisiones han sido comunicadas tanto a la diócesis de Getafe como a las archidiócesis de Toledo y Sevilla, lugares donde la asociación extiende su actividad.

Las denuncias de víctimas y familiares

Tal y como explican las familias de los jóvenes captados por las HAM, la comunidad se divide en una sección masculina, "que no está reconocida por la Iglesia, sino que figuran como seminaristas de Getafe, aunque viven a parte del resto de seminaristas"; otra femenina, reconocida como una asociación pública de fieles y formada por mujeres que viven juntas en sendos conventos situados en Los Molinos (Madrid), Escalona (Toledo) y Carmona (Sevilla); y un grupo de laicos que profesan votos privados.

Las denuncias y escritos a los que ha tenido acceso Libertad Digital, y que a lo largo de los últimos años se han dirigido tanto al Tribunal de la Rota como a otras autoridades eclesiásticas, describen "abuso de poder y de conciencia, abuso sexual, manipulación y control psicológico que los miembros de la comunidad han sufrido y siguen sufriendo". En particular, las familias denunciantes ponen el foco sobre Marimí, a quien acusan de ejercer "un control absoluto sobre los miembros de la comunidad".

La denuncia más grave es la interpuesta por un exmiembro de quien la superiora habría abusado durante dos años y a quien, además, se le habría prohibido hablar con ningún otro miembro de la Iglesia, bajo la amenaza de perder su vocación. A juicio de las familias, "esta manipulación refuerza la estrategia que la comunidad emplea para evitar que los miembros cuestionen su vocación o busquen apoyo espiritual en otros lugares, incluso en la autoridad de la Iglesia".

En este sentido, insisten en que "el problema de abuso no se limita exclusivamente a la figura de María Milagrosa Pérez, sino que está presente en toda la organización, ya que el sistema de poder y manipulación que se ha establecido dentro de la comunidad ha permitido y facilitado las conductas inapropiadas mencionadas".

El papel del guía espiritual

Las familias hacen hincapié en el papel que en dichos abusos jugaría la llamada guía espiritual, "ya que se utiliza no solo para dirigir el camino espiritual de los miembros, sino también como una vía de captación". Y así lo explican en sus escritos: "El guía espiritual es quien tiene la última palabra sobre las decisiones más importantes de los miembros, y su influencia se extiende mucho más allá de la dirección religiosa, interviniendo en aspectos personales, familiares y emocionales. Las decisiones que el guía espiritual dicta son percibidas como la ‘voluntad de Dios’, lo que genera una atmósfera de obediencia absoluta".

Según apuntan, dicho guía sería elegido directamente por Marimí. "Los miembros, especialmente los jóvenes, son guiados a renunciar a su vida anterior y entregarse completamente a la comunidad, lo que incluye alejarse de sus familias y amigos". No en vano, los miembros de la comunidad viven "bajo un régimen de aislamiento que limita severamente las visitas y comunicaciones con sus familias".

La hasta ahora madre superiora se hace llamar "mami" y el contacto con sus verdaderas familias —a pesar de no tratarse ni de una congregación como tal, ni ser monjas de clausura— se restringe drásticamente. "Las visitas son limitadas a un total máximo de 10 horas al año (dos horas cada dos meses), mientras que las llamadas están restringidas a 6 horas anuales (una hora cada dos meses). Durante el mes de agosto, no se permiten visitas ni llamadas debido a las vacaciones comunitarias. Además, cada año o año y medio pueden tener una visita familiar de una semana, las visitas familiares a veces se realizan bajo la supervisión de otro miembro de la comunidad, lo que refuerza la sensación de control", denuncian.

Con todo, "la comunidad hace creer a los nuevos miembros que solo los guías espirituales dentro de la comunidad pueden interpretar la verdadera voluntad de Dios, lo que refuerza el aislamiento y la manipulación". Además, el control también se extiende a otras áreas: "Se les exige cambiar su vestimenta, corte de cabello, apariencia física, nombre, relaciones sociales…".

La reacción de los denunciantes

La resolución de la Archidiócesis de Madrid supone así un rayo de esperanza para muchas familias que llevan años denunciando que las llamadas HAM funcionan como una "secta" que les ha arrebatado a sus hijos. Sin embargo, creen que, precisamente por eso, este este tipo de medidas no son suficientes, por lo que confían en que la comunidad sea disuelta más pronto que tarde y que los jóvenes regresen a su casa cuanto antes.

"Vemos con alarma y dolor cómo día a día están rompiendo a nuestras hijas en nombre de Dios y de la Iglesia. Por eso creemos que un grupo que actúa de esta manera no debería existir", subrayan.

Más denuncias ante la Guardia Civil

Junto a las denuncias presentadas ante el Tribunal de la Rota, Libertad Digital también tiene constancia de otras interpuestas en la Guardia Civil, que continuarán su curso como corresponda. Entre ellas, la de una familia a la que el pasado mes de abril se le prohibió ver a su hija. Tras presentarse en el convento de Escalona, lograron acceder a la zona donde tenían retenida a su hija, a la que a duras penas reconocían. Según denuncian sus padres, la joven estaba custodiada por otras monjas en una habitación cerrada con llave que finalmente lograron abrir. Con la mirada perdida, se abrazaba a una de las hermanas y parecía tener miedo de su propia familia, que asegura que actuaba como si estuviera "drogada y disociada".

Los agentes se personaron en lugar y, aunque recogieron la denuncia de su madre, les instaron a regresar a su casa, ya que, al ser mayor de edad, no podían sacarla de allí por la fuerza. Desde entonces, las HAM no dejan entrar al convento a los padres, que están completamente desesperados. La joven nada tiene que ver con la mujer que meses antes salía y disfrutaba con sus amigos, tal y como demuestran las imágenes del antes y el después a las que ha accedido este periódico. Precisamente por eso, tanto esta familia como otras tantas con las que ha podido hablar LD, advierten de su intención de continuar dando la batalla hasta lograr que esta asociación se disuelva.

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