
El embalse de Alcollarín (Cáceres), con una capacidad de 52 hectómetros cúbicos —unos 50.000 millones de litros—, ha pasado en apenas tres meses de estar completamente lleno a encontrarse prácticamente seco. Según datos oficiales consultados este 12 de agosto, apenas conserva 0,75 hectómetros cúbicos de agua, el 1,9 % de su capacidad.
El Ministerio para la Transición Ecológica, a través de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, ha decidido vaciarlo por completo para erradicar una especie invasora: el Pseudorasbora parva, conocido también como pececillo del arrozal, un pequeño pez ciprínido originario de China. El objetivo, ha señalado en una nota de prensa, es "recuperar y proteger las especies piscícolas autóctonas de la zona, como el barbo, la boga del Guadiana o el calandino y poder explotar el embalse para los respectivos usos previstos".
Sin embargo, según denuncian vecinos y expertos, la operación se ha realizado de forma tan chapucera que ha acabado provocando un daño ambiental aún mayor, tal y como señala el presidente de la Asociación Extremeña de Empresas Forestales y del Medio Ambiente (AEEFOR), Paco Castañares, a través de las redes sociales.
"El vaciado del embalse, en el que el Ministerio se ha gastado más de un millón de euros, según los habitantes de los pueblos vecinos, se ha hecho tan precipitadamente y tan mal, que ha provocado una nueva invasión de cientos de miles de ejemplares, al desbordarse las zonas aseguradas con redes para capturarlos y fluir libres y sin control por todo el cauce del rio Alcollarín". "En lugar de frenar o corregir el problema, lo único que han conseguido los responsables del Ministerio y la Confederación del Guadiana es justo lo contrario de lo que pretendían: llenar los ríos Ruecas y Guadiana del ciprínido invasor de origen chino", denuncia Castañares.
Peces muertos y olor nauseabundo
El resultado es desolador a tenor de los vídeos compartidos por el propio Castañares en los que se ve decenas de peces, invasores y autóctonos, pudriéndose en el lecho del embalse. "El pantano está vacío y con multitud de peces muertos en su interior, desprendiendo un olor nauseabundo que llega al pueblo de Alcollarín cuando los vientos soplan de procedencia este o noreste, causando un gran malestar entre sus vecinos".
Desde el Ministerio explican que "durante el proyecto se han realizado una serie de despesques intensivos con barcos especializados durante varios meses y con posterioridad se ha iniciado el vaciado controlado del embalse. En estos despesques se han rescatado gran parte de las especies autóctonas presentes" que suponen un 2% de la población total, según sus propios cálculos, aunque el comunicado no especifica dónde se ha trasladado a los peces para su posterior reintroducción en el embalse una vez limpio.
El Ministerio también señala que, "con la bajada del nivel del embalse y el notable aumento de las temperaturas en las últimas semanas, se ha producido una mortandad puntual de barbos que no pudieron ser rescatados. El rescate de todos resulta técnicamente imposible. No obstante, son muchos más los que han sido previamente rescatados en las semanas anteriores", señalan.
"Sería imposible utilizar el embalse"
Por otra parte, los vecinos también recuerdan que la Ley de Conservación de la Naturaleza prohíbe expresamente el uso de métodos masivos y no selectivos para controlar poblaciones de fauna silvestre, y se preguntan irónicamente: ¿Existe un método "más masivo, menos selectivo y más destructivo" que dejar seco un embalse entero?
Desde el Ministerio justifican que "si no se llevara a cabo este proyecto sería imposible utilizar con normalidad el embalse para los usos previstos (riego, actividades recreativas, …), conforme a la legislación vigente".
Además, explican que la especie invasora "se introdujo en el río Alcollarín en 2010, antes de que se finalizara la construcción de presa. Desde entonces la especie se ha extendido por el río Guadiana hasta la frontera con Portugal, pero es en el embalse de Alcollarín donde se sigue concentrando la mayor densidad de población" y recuerdan que "el proyecto está siendo desarrollado por un equipo multidisciplinar de biólogos, ambientólogos e ingenieros altamente cualificados. Todas las actuaciones han superado los tramites y autorizaciones ambientales oportunas para llevarse a cabo".

