El dato es especialmente alarmante si se compara con las cifras del pasado 29 de julio, cuando el total era de 41.903 hectáreas. Para el 7 de agosto, el recuento apenas había subido a 47.302 hectáreas, pero en las semanas siguientes se disparó con la quema de cerca de 340.000 hectáreas.
Este aumento repentino sitúa a agosto como el mes más devastador del año en términos de incendios forestales, lo que vuelve a poner en el centro del debate la preparación, prevención y respuesta ante emergencias medioambientales.

