Investigan un campamento euskaldún feminista por obligar a los "niñes" a duchas mixtas, desnudos y con los monitores
Los padres denuncian que los cuidadores se duchaban con los menores y mostraban sus partes íntimas por las instalaciones, incluso mientras cocinaban.
La Ertzaintza investiga los campamentos de verano que la asociación Sarrea Euskal Udalekuak organiza desde hace más de 40 años en los municipios de Abaigar y Goñi (en Navarra) y también en Bernedo (Álava). "Ofrecemos a niños y jóvenes que vienen de todo el País Vasco la oportunidad de vivir y disfrutar del euskera incluso en verano", indican en su página web. Sin embargo, la experiencia parece haber ido mucho más allá de unos días de convivencia en la naturaleza hablando en vasco. Al menos en uno de los emplazamientos.
Los padres de varios de los adolescentes de entre 13 y 15 años que acudieron a las colonias han presentado sendas denuncias por ciertas prácticas que se realizaron en el campamento de Bernedo el pasado mes de agosto, en el que se obligaba a los niños a ducharse juntos independientemente del sexo y también con los monitores. El motivo alegado: que si alguien no se identificaba con el género masculino o femenino podía sentirse "categorizade". Algunas de las personas encargadas del cuidado de los menores también se paseaban desnudas de cintura para arriba por las instalaciones.
El consejero vasco de Seguridad, Bingen Zupiria, ha confirmado este jueves que la policía vasca tiene conocimiento de estos hechos, que ya se estarían investigando, y ha explicado que "el edificio de Bernedo" —así lo ha llamado— "no es un centro educativo ni una colonia". Además, según ha afirmado, la actividad "no figura en ningún registro público". Los organizadores de los campamentos señalan en su web que "la organización del Centro Comunitario Vasco Bernedo Sarrea también está a cargo de voluntarios" aunque "cada turno es autónomo". "Es decir, los educadores locales gestionan el programa, el funcionamiento, el contenido, etc., a su manera", añaden.
No obstante, de sus palabras también se extrae que hay una supervisión por parte de la entidad organizadora. "Sin embargo, la colaboración y la comunicación entre turnos son continuas, ya que es esencial para dar coherencia e integridad a todos los campamentos", continúa. "Comparten los mismos valores y objetivos generales. Nos esforzamos constantemente por capacitarnos en estas áreas para que, como educadores, estemos mejor preparados año tras año y la experiencia de los niños y jóvenes también sea mejor año tras año", añade.
Enfoque feminista
Los principales valores que guían a Sarrea Euskal Udaleku, indican, son: euskera, vigilancia, naturaleza y juego. En el segundo punto hacen hincapié en que el campamento "sea un espacio seguro para todas las personas, independientemente de sus características personales, aspecto físico, identidad de género, expresión de género, orientación sexual, raza, etc.".
Para ello, insisten, "promovemos un ambiente de cuidado mutuo entre educadores, niñas, niños y jóvenes, y entre sí, celebrando la diversidad de todos y mostrando a la infancia los beneficios del respeto y el cuidado mutuo desde una perspectiva feminista". "Creemos que solo así podemos garantizar un entorno saludable, cómodo e inclusivo".
Las denuncias
Varias familias de niñas vizcaínas, alavesas y guipuzcoanas se pusieron en contacto con el diario digital 'elcomun.es' para denunciar lo ocurrido después de que —aseguran— tanto las instituciones vascas como la asociación organizadora hiciera caso omiso de sus quejas. Los padres de estos menores aseguran que sus hijos han salido traumatizados y han tenido que recibir atención psicológica.
En declaraciones a EFE TV, la madre de una de las adolescentes ha explicado que su hija regresó del campamento "asustada y traumatizada" por los hechos descritos anteriormente. En una de las cartas que le escribió (tenían prohibido usar el móvil) desde las colonias, que le llegó diez días después de que acabasen, la niña aseguraba que las monitoras iban "en tetas" por el campamento incluso cuando estaban cocinando.
Esta madre también ha asegurado a la agencia de noticias que tiene constancia de que uno de los monitores iba "con los genitales al aire" por las instalaciones. Ella nunca pensó que la experiencia iba a ser así cuando llevó a su hija a la casa de Bernedo. Los monitores le dijeron que los 85 adolescentes iban a estar distribuidos en dos habitaciones grandes y dio por hecho que sería uno para las chicas y otro para los chicos, y que cada estancia tendría su baño.
No fue así. Tanto los dormitorios como el uso de los baños era mixto. "Por si hay algún niño trans y que así no se sienta categorizad@", explica la menor a su madre en la mencionada misiva. "Es rarísimo porque no podemos mirarnos en los espejos", sigue, "están pintados para que no podamos ver". El dibujo es "una mujer abierta de piernas" acompañada de la frase "¡On egin (Que aproveche, en español)!"
La respuesta de la asociación que organiza los campamentos —informa el Diario Vasco— es que no creen en la "discriminación por sexos" y que apuestan por "que les jóvenes puedan vivir su propia desnudez". También aseguran que no obligaban a nadie a denudarse —cosa que desmienten los menores— y que solo les proponían quitarse los bañadores "para garantizar una mayor higiene".
¿Y los ayuntamientos?
Por la información que traslada en su web la asociación que organiza los campamentos, que tienen un precio semanal de 200 euros y de 350 euros la quincena en el caso de Bernedo, la actividad estaría refrendada por los ayuntamientos de los tres municipios en los que se celebra (dos de ellos navarros). Un total de "11 sesiones estructuradas por edades en tres maravillosas ubicaciones" a lo largo del verano, explican.
En la misma plataforma online, la entidad señala que "Euskal Udaleku no es un campamento de verano cualquiera. Es un proyecto autogestionado que se centra en el euskera, el feminismo y el trabajo comunitario, y lo mantenemos activo durante todo el año". Cuesta pensar que algo así desde hace más de 40 años se celebra ajeno al control de las administraciones locales.
Según informa el Diario Vasco, la Diputación de Guipúzcoa ya recibió quejas sobre las colonias de Bernedo hace un año. Menores tutelados avisaron de que los voluntarios cocinaban desnudos y promovían prácticas como "chupar el dedo del pie al monitor para tomar la merienda". La Diputación alavesa, por su parte, alega que el campamento de Bernedo no era de su competencia.
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