Una de las diferencias más curiosas entre los políticos de izquierdas y los de derechas es que los primeros no tienen reparo en actuar de locutores de ocasión en los noticiarios de sus televisiones (todas las generalistas; sin excepción), mientras los segundos llevan a los tribunales a los periodistas de su cuerda. Así les luce el pelo a unos y a otros.

Confieso que mi capacidad de sentir vergüenza ajena con ZP no se agota con el tiempo. Al contrario, el Adolescente siempre me sorprende con una nueva hazaña que supera a las anteriores. Ver al presidente del gobierno del reino de España actuando de becario en el informativo de Gabilondo, haciéndole una entrevista a Casillas y Aragonés, es cuando menos sorprendente. Se agradece, al menos, saber a qué dedica su tiempo el presidente, con el país sumido en una crisis económica de mil pares.

Panem et circus, es la fórmula tradicional de los gobiernos para que la masa no piense en los graves problemas nacionales y la Eurocopa es una ocasión excelente que los socialistas no iban a desaprovechar.

El problema de Z es su gafancia probada. El tío es gafe. No tanto como Lisavetzky, claro, pero en lo que respecta al deporte, sus presencias en actos importantes se cuentan por derrotas. Baste recordar la sesión del COI en Singapur, donde se decidía la sede de los juegos olímpicos del 2012. Todo iba como la seda, con Madrid como claro favorito. Fue aterrizar Z y todo se fue a tomar por saco. Como asista al partido de esta noche ya pueden ustedes irse a la cama. Perdemos seguro. ZP y Lisabussines en el palco, y encima jugamos de amarillo. Sólo unos héroes podrían enfrentarse con éxito a tanto conjuro.