
Se daba por descontado que Sonia Castedo, alcaldesa de Alicante imputada por varias tramas de corrupción, aparecería en la fotografía. La duda residía en cómo se desarrollarían los acontecimientos, y ello generaba una enorme tensión entre los distintos gabinetes.
El AVE con destino Madrid llegó antes de tiempo. Y en el andén esperaba la regidora, de blanco. Antes de los discursos, la foto de familia: a ella la situaron al lado del príncipe Felipe, separada por la placa conmemorativa del presidente. El acto se desarrolló rápido, todo terminó antes de tiempo. Y se produjo el tumulto: autoridades, invitados y periodistas se agolpaban entre las sillas y el atril, lo que permitió vislumbrar como Castedo quedaba en segunda fila, prácticamente sin hablar con nadie.
No obstante, la alcaldesa siguió a la comitiva. En ocasiones, no sin dificultades, entre empujones. Y, ya antes de que Mariano Rajoy llegara al andén, se produjo la instantánea que más alborozo generó: ambos se besaron entre una nube de periodistas. "Al final, se ha producido la foto", admitían no sin cierto desasosiego miembros del gabinete.
La relación entre Castedo y la dirección nacional es muy complicada. De ahí que apenas se cruzara las miradas con María Dolores de Cospedal, que acudía en calidad de presidenta de Castilla-La Mancha. Para Génova, el hecho de que siga en el puesto rompe con su discurso en contra de la corrupción. Tampoco tiene muchos amigos en Moncloa: como ejemplo, que se le hiciera desaparecer de la fotografía en la que el príncipe descubría la placa inaugural, a pesar de posar junto a él, sólo separada por Alberto Fabra, presidente regional, y la Delegada del Gobierno, Paula Sánchez León.
