
A ojos del Gobierno, si algo ha quedado claro en los últimos días es que ningún país importante ampara las pretensiones secesionistas de Artur Mas. Empezó Angela Merkel, continuó un rotundo David Cameron y llegó a sumarse, en presencia de Felipe VI, Barack Obama. "Una Cataluña independiente saldrá de la UE automáticamente", zanjo este mismo jueves la Comisión Europea. Se acabaron así las medias tintas, y así lo puso en valor Soraya Sáenz de Santamaría al término del Consejo de Ministros.
Con semejante respaldo, y conocido el dispendio de Mas a fin de lograr adeptos internacionales a su causa, la vicepresidenta vio claro que "se puede gastar mucho dinero" pero “no se puede comprar la razón” y “la legalidad internacional”. Y resumió la situación: “Ha tratado de convencer al mundo de su particular visión de España y Cataluña" y "pese a todos sus esfuerzos, que ha detraído de otros aspectos que a lo mejor eran más perentorios para los catalanes y sus servicios públicos" ha obtenido "el más rotundo de los fracasos".
Así, pese a reconocer que no se ha hecho nada por parte del Estado para impedir el gasto de la Generalidad en su denominada política exterior, Sáenz de Santamaría hizo acopio de testimonios de líderes internacionales para proclamar que "alto y claro" han afirmado que “no tiene sentido” el plan rupturista de Mas. "Por muchas cartas, por muchos recursos y esfuerzos que hagan, la legalidad internacional, la visión de lo que es el futuro y de cómo evolucionan y se comportan los países se lo ha dejado todo el mundo muy claro", volvió a poner sobre la mesa la portavoz del Ejecutivo.
Por su parte, rechazó una vez más la reforma de la Constitución -nada quiso decir sobre el debate televisivo entre José Manuel García-Margallo y Oriol Junqueras- y exigió al PSOE a aclarar su postura con respecto al órdago separatista.
