Cuando la campaña electoral estaba a punto de comenzar, Albert Rivera se descolgó en La Coruña con el ofrecimiento a Pablo Casado de un Gobierno de coalición. El líder de los populares lamentó que esa entente no se hubiera materializado tan solo unos días antes en una listas conjuntas al Senado, aunque donde sí concurrirán bajo unas mismas siglas el PP y Ciudadanos será en Navarra, junto a Unión del Pueblo Navarro, bajo la marca Navarra Suma. Todo hacía presagiar una campaña de guante blanco entre ambos, a la ofensiva, cada uno a su manera, contra Pedro Sánchez, cuyo desalojo de la Moncloa consideran una emergencia nacional.
Sin embargo, la última semana de la campaña lo ha vuelto todo del revés. Rivera se vio ganador el lunes del primero de los debates de candidatos, en el que Casado lució muy por debajo de lo esperado. En el segundo duelo, apenas veinticuatro horas después, Rivera trató de confrontar mucho más con el líder de los populares, quien sin embargo cuajó una actuación notablemente mejor que la primera. El líder naranja le reprochó la corrupción pasada del PP y su postura, a su juicio demasiado conservadora, sobre la eutanasia, que Ciudadanos propone regular. También le afeó las subidas de impuestos de Rajoy y Montoro, discutiéndole un pedigrí liberal que Casado reivindicó, recordando que el partido naranja se definía como socialdemócrata hasta hace apenas dos años.
"El contenedor naranja"
Para entonces el líder naranja ya conocía –e incluso llegó a sopesar anunciarlo en el debate– la gran campanada que solo un día después, el miércoles, sacudía la política nacional: el fichaje para la lista de Ciudadanos a la Asamblea de Madrid del expresidente autonómico, Ángel Garrido. Todo un golpe en la línea de flotación de Casado, que se enteraba al mismo tiempo que el resto de españoles del cambio de equipo de quien hasta ese momento era número cuatro de la lista europea de los populares. Su número dos, Teodoro García Egea, se enzarzaba en un cruce de acusaciones con Garrido, que le menospreciaba abiertamente recomendándole "coger un poco de experiencia" tras haberle acusado de tránsfuga.
En ese contexto, unas horas después, Casado recuperaba este jueves en Elche en un encuentro con militantes su tono más duro contra Rivera: "Dijeron que no iban a pactar con ellos y pactaron", señalaba recordando el acuerdo de Ciudadanos y el PSOE en 2016, y añadía que, por entones, el partido naranja pidió "a Pablo Iglesias que apoyase a Sánchez y al PP que se abstuviera".
El líder del PP no dudaba en tildar de "chaqueteros" a los de Rivera en contraposición a un PP, decía, que es "un partido serio, que no vamos a apoyar a Sánchez". En el mitin que tuvo lugar unas horas después en Murcia, García Egea, el cabeza de lista por su región natal, volvía a emplearse a fondo contra Ciudadanos y contra Garrido: "Los valientes nos quedamos en el partido cuando las cosas van bien y cuando las cosas no van bien" decía, al tiempo que aseguraba que si él se viera compartiendo listas con exsocialistas como Celestino Corbacho, "el ministro del paro", o Soraya Rodríguez, "la portavoz de Rubalcaba", se iría a su "casa".