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Borràs amenaza como presidenta del Parlamento con repetir los pasos de Forcadell y culminar "la liberación nacional"

Laura Borràs es la nueva presidenta del Parlamento, la CUP entra en la Mesa y Vox se estrena en la cámara.

Laura Borràs es la nueva presidenta del Parlamento, la CUP entra en la Mesa y Vox se estrena en la cámara.
Salvador Illa y Pere Aragonès a su llegada al Auditorio del Parlamento | EFE

En marcha la XIII legislatura en Cataluña con Laura Borràs, diputada de Junts, con una causa judicial pendiente por presuntos delitos de corrupción, como la nueva presidenta del Parlamento autonómico un mes después de las elecciones del 14 de febrero. Como principal anécdota, el pleno de constitución se ha celebrado por primera vez en el Auditorio de la cámara, en lugar de en el hemiciclo, como es habitual, para garantizar las medidas sanitarias frente a la pandemia de coronavirus.

Tal y como ocurrió con su predecesor en 2018, Borràs ha sido elegida en segunda votación con 64 votos a favor, los de ERC, su partido –excepto el del fugado Lluís Puig a quien no se ha permitido votar– y la abstención de la CUP, que pese a haberla vetado públicamente este jueves y forzar una segunda vuelta, no se ha opuesto a su designación a fin de evitar que los números pudieran favorecer al PSC. "Estaremos a la altura", insistían los de la CUP en las últimas horas aireando que Junts había llevado "la negociación al límite" tratando de imponer a Borràs.

Con los de Puigdemont presidiendo la cámara, el resto de miembros de la Mesa se reparten entre ERC, Junts, PSC y la CUP, que por primera vez, logra un asiento en el órgano rector de la cámara con un diputado, Pau Juvillà, a quien la Fiscalía pide ocho meses de inhabilitación por negarse a retirar lazos amarillos en 2017. Las vicepresidencias del Parlamento se reparten entre Anna Caula (ERC) y Eva Granados (PSC), mientras que las secretarías, además de la que ostentará la CUP, son para Ferran Pedret (PSC), Jaume Alonso-Cuevillas (Junts) y la cuarta para Rubén Wagensberg (ERC). Vox y los comunes se quedan fuera de la Mesa.

Tras los pasos de Forcadell

En su primer discurso como presidenta del Parlamento de Cataluña, Laura Borràs, se ha comprometido a "defender la soberanía de la cámara ante cualquier injerencia exterior" anticipando que la cámara autonómica "seguirá siendo uno de los principales objetivos de la guerra sucia y antidemocrática del Estado contra Cataluña". Tras dejar claro que con ella como presidenta no existirán límites a la hora de plantear debates rupturistas en la cámara, Borràs ha tomado el ejemplo de Forcadell para advertir de que ella continuará "con su trabajo allí donde lo dejó".

"Ningún tribunal ni la cárcel nos hará renunciar a nuestras ideas", ha afirmado también la dirigente de Junts en sus primeras palabras ante los nuevos 135 diputados catalanes provocando la salida del Auditorio de los miembros de Ciudadanos que no han querido escuchar un discurso que después, han tachado de "sectario". Borràs ha prometido que con ella al frente de la segunda institución más importante de Cataluña, habrá un "punto de inflexión" en el camino hacia la independencia y que contribuirá a culminar lo que ha denominado proceso de "liberación nacional".

Serret jaleada y Vox increpados

Garantizado el control de la mayoría de la cámara por parte del independentismo, no han faltado guiños a los golpistas presos y fugados a lo largo del desarrollo de la sesión constitutiva. Pleno que ya arrancaba marcado por la ovación del independentismo a la exconsejera catalana, Meritxell Serret, que regresaba este jueves a España para entregarse en el Supremo tras más de tres años huida de la justicia. Serret ha acudido al pleno para recoger su acta de diputada de ERC obtenida el pasado 14 de febrero y a su llegada a la cámara se ha fundido en un abrazo con su compañera de partido y condenada también por el golpe en Cataluña en 2017, Carme Forcadell.

En su discurso como miembro de mayor edad del Parlamento, Ernest Maragall (ERC) encargado de abrir la sesión, también ha aprovechado para darle la "bienvenida a casa" y de paso, colar un discurso rupturista denunciando "la anomalía democrática que vive Cataluña" destacando como ejemplo los casos de Forcadell y el ya expresidente de la cámara, Roger Torrent, contra quien la Fiscalía se ha querellado recientemente por un presunto delito de desobediencia.

Tampoco han faltado muestras de desprecio hacia los 11 diputados de Vox que este viernes se estrenaban en la cámara autonómica y que a su llegada han sufrido un intento de agresión en el Parque de la Ciudadela. El diputado de ERC ha llamado a "combatir a la extrema derecha" como una "obligación de los demócratas". Discurso por el que ha sido reprendido por el líder de Ciudadanos en Cataluña, Carlos Carrizosa. "Le pido que se atenga estrictamente a su función protocolaria y que no haga que el resto de catalanes, que no se sienten comprendidos con un discurso como el que usted va a hacer, no se sientan excluidos de este Parlamento", le ha reprochado el diputado de Ciudadanos.

Aragonès acaricia la investidura

Una vez constituido el nuevo Parlamento, se abre un plazo de diez días hábiles, hasta el 26 de marzo, para celebrar la sesión plenaria de investidura del próximo presidente de la Generalidad. Con el acuerdo cerrado entre ERC, Junts y la CUP para desbloquear la presidencia de la cámara, se allana el camino para la investidura del actual vicepresidente en funciones de Cataluña, Pere Aragonès aunque sus actuales socios ya hayan amenazado con no ponérselo fácil. El expresidente catalán, Carles Puigdemont, ha vuelto a advertir esta mañana en una entrevista en El Punt Avui que "no se puede dar por hecho que nos entenderemos para formar un gobierno".

Sin embargo, en ERC están confiados en que el acuerdo in extremis para el reparto de sillones en la Mesa del Parlamento despeja el camino para una investidura antes, incluso, de que expire el primer plazo del 26 de marzo. El siguiente paso vendrá acompañado de polémica. Laura Borràs, como presidenta de la cámara, deberá comunicar al Rey, Felipe VI la constitución del Parlamento, dirigirse también a las presidentas del Congreso y del Senado, y después abrir una ronda de contactos con todos los grupos para valorar qué candidato —Pere Aragonès o Salvador Illa— cuenta con apoyos suficientes para presentarse a una sesión de investidura.

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