El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha hecho públicos este lunes una serie de datos que reflejan, una vez más, el fracaso de las políticas educativas y de concienciación del Ministerio de Igualdad, así como de las campañas de persecución de los hombres y de victimización de algunas mujeres.
Y es que por mucho que el ministerio dirigido por Irene Montero haya visto como su presupuesto se multiplicaba por tres en la pasada legislatura, los resultados obtenidos no se corresponden con ese nivel presupuestario, que en 2023 ha sido de 573 millones.
Al menos no se han conseguido avances en aspectos tan importantes como los delitos de agresión sexual cometidos por menores: de hecho en 2022 se ha condenado a 501 menores por este tipo de crímenes, una cifra que se ha disparado en el último año: son un 14% más.
Esta subida se da en un contexto en el que las condenas a menores suben, pero muchísimo menos: crecieron un 3,8%, es decir, un incremento de una cuarta parte que el de los menores cuya condena se debe a delitos sexuales.
636 delitos sexuales cometidos por menores
De hecho tampoco el número total de adultos condenados crece tanto: fue un 9,4% más que en 2021, mientras que las condenas por delitos sexuales cometidos por mayores de edad sólo crecen un 0,2%. El número total de delitos sexuales cometidos por adultos en 2022 –3.635– se redujo un 3,2% respecto al año anterior, mientras que los cometidos por menores crecieron un 4,4% hasta los 636. De este total, 389 fueron considerados abuso y agresión sexual a menores de 16 años, 134 abuso sexual, y 27 agresión sexual, de las que cuatro fueron consideradas violación.
La evolución de los delitos sexuales cometidos por menores es todavía más preocupante si se tienen en cuenta los últimos años: prácticamente se han duplicado desde 2017, cuando fueron 332, y han crecido en un 33% desde que Irene Montero es ministra de Igualdad en 2020, año en el que hubo 477.
Sobra decir que el Ministerio de Igualdad no es el único responsable de que se cometan más o menos delitos sexuales, pero estas cifras son otra prueba del fracaso de sus políticas, sobre todo en el contexto de un ministerio que ha multiplicado su presupuesto por tres, que ha logrado que su ley estrella suponga reducir las penas a más de 1.200 violadores y que también ha logrado resultados dramáticos en otros aspectos esenciales de su ámbito de actuación: por ejemplo el dato de mujeres asesinadas por sus parejas también se ha disparado en lo que llevamos de año: son 49, la cifra más alta nada más y nada menos que desde 2010 y nueve más que 2020.