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Álvarez de Toledo elogia en Barcelona a los policías y guardias civiles que frenaron el golpe separatista

Interior impide que representante alguno de la Policía Nacional y la Guardia Civil recoja un premio de la Asociación por la Tolerancia.

Interior impide que representante alguno de la Policía Nacional y la Guardia Civil recoja un premio de la Asociación por la Tolerancia.
Cayetana Álvarez de Toledo durante el acto organizado por la Asociación por la Tolerancia en Barcelona. | Pablo Planas

Un tricornio y una gorra de la Policía Nacional posados sobre un atril y junto a las banderas de España, Europa y Cataluña "presidieron" el acto organizado por la Asociación por la Tolerancia en Barcelona para rendir tributo a los agentes de ambos cuerpos que frenaron el golpe de Estado separatista de hace seis años. Entre el público, miembros de las entidades Justicia para la Guardia Civil (Jucil) y Justicia Policial (Jupol), un agente que resultó gravemente herido en las protestas separatistas contra la sentencia del Tribunal Supremo, periodistas como Arcadi Espada, Sergio Fidalgo y Alex Tercero, personalidades de la denominada "resistencia catalana" como Ana Losada, de la Asamblea por una Escuela Bilingüe, Antonio Robles, Marita Rodríguez, Eduardo López Dóriga, entre muchos otros, y políticos de Ciudadanos (Carlos Carrizosa y Anna Grau) y Vox (Carina Mejías). Ni Alejandro Fernández ni el número uno por Barcelona en las pasadas elecciones y ex de Ciudadanos, Nacho Martín Blanco, han acudido al acto.

El "silencio administrativo" del Ministerio del Interior ha impedido que ningún representante de la Guardia Civil o la Policía Nacional pudiera recoger el 29 premio de la Asociación por la Tolerancia. La entidad asegura en un comunicado que "puestos en contacto con las fuerzas de seguridad a quienes estaba dirigido el premio, encontramos un eco favorable entre los números, los mandos intermedios y mando regional pero, dado el régimen jerárquico e incluso militar, en el caso de la Guardia Civil, por el que se regulan, era preciso que recibieran el plácet de sus jefes superiores. Remitida la información a los mismos, la respuesta hasta hoy ha sido el silencio, que no cabe interpretar sino como una negativa implícita, callada, para evitar el ruido mediático".

El discurso de Álvarez de Toledo

El homenaje de la Asociación por la Tolerancia a los agentes ha contado con la participación de la diputada del Partido Popular Cayetana Álvarez de Toledo, presentada por el presidente de la entidad, Carlos Basté. Álvarez de Toledo ha pronunciado un discurso plagado de referencias a la amnistía que socialistas y separatistas negocian para investir a Pedro Sánchez.

"Este premio es un reconocimiento a los policías y guardias civiles que, en las horas más oscuras de la noche separatista, aseguraron la ley y la libertad españolas. Es decir, este es un recordatorio de que la verdad existe. De que los hechos de octubre de 2017 tuvieron lugar. De que los delitos se cometieron. De que hubo culpables: los golpistas, los malversadores, los sediciosos, los prófugos. De que los policías y los guardias civiles cumplieron con su obligación al impedir el referéndum ilegal. Y los jueces al juzgar a sus responsables. Y el Rey al reprobarlos, en aquel discurso para el consuelo y para la Historia. Es decir, de que España no tiene motivo alguno para pedir perdón", dijo la diputada y presidenta de Libres e Iguales nada más empezar.

Tras denunciar que el ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, ha impedido que ningún representante de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado recogiera el permio ha insistido en que "los golpistas son premiados y los policías se quedan sin premio: ese es el perverso balance de este Gobierno. Y su proyecto. Sí, este Premio a la Tolerancia deja involuntariamente en evidencia al Gobierno. Concretamente, a la maniobra con la que un oportunista sin escrúpulos busca perpetuarse en el poder después de perder las elecciones. El señor Sánchez, tan beligerante respecto a la necesidad de mantener viva y divisiva la memoria de la Guerra Civil, pretende borrar lo sucedido hace cuatro años en Cataluña. Peor, pretende someter los hechos a un mágico centrifugado moral, por el cual las culpas se invertirían. Los sediciosos se convertirían en demócratas y los demócratas… Pues en lo que digan los sediciosos. En fachas, claro".

Álvarez de Toledo ha destacado además que "la amnistía no perdona el delito. Eso lo hace el indulto. La amnistía borra el delito. Es decir, blanquea la sedición y a los sediciosos. Con la amnistía, el Gobierno da la razón a los golpistas y se la quita a quienes defendieron y aplicaron la vigente ley española. Con la amnistía —y esto es clave— se funda una nueva legalidad, la de la autodeterminación, que quedaría retroactivamente bendecida, legitimidad, y por tanto autorizada para volver a ejercerse desde ya. Por resumir, se legaliza el golpe de Estado. (...) Sí, queridos amigos, con la amnistía el que pide perdón, y de rodillas, es el Estado. Es decir, entre otros, los policías y guardias civiles a los que hoy premiamos. O intentamos premiar".

Recuerdos del golpe de Estado

La diputada popular ha recordado el 1 de octubre en San Julián de Ramis, la localidad gerundense donde iba a votar en teoría Carles Puigdemont. Ella estaba allí: "Vi cómo, a golpe de falsas urnas chinas, unos catalanes se disponían a violentar la Constitución y su propio Estatuto para convertir a otros catalanes en extranjeros. Vi cómo blindaban el recinto con groseras cadenas y un ridículo tractor. Cómo clamaban consignas parvularias, henchidas de odio y de ignorancia. Y vi, sí, cómo utilizaban a niños de cuatro y cinco años como escudos humanos ante la inminente comparecencia del Estado. Y el Estado compareció".

"La Guardia Civil -ha añadido- llegó con la primera luz del día. En una operación seca y rápida, desarticuló el golpe. Con una delicadeza extrema —felizmente desproporcionada—, dos agentes retiraron a los niños y los pusieran a resguardo de sus padres. Los separatistas los provocaban, les escupían y les gritaban a dos centímetros de la cara: «¡Visca Terra Lliure!». Es decir, vivan el tiro en la rodilla y la bomba en el pecho. Pero los guardias civiles, impávidos como la ley, haciéndose acreedores de este premio, siguieron a lo suyo: la restauración de la paz civil".

Álvarez de Toledo ha recordado también la visita que realizó a un agente de la Policía Nacional que resultó gravemente herido en las protestas separatistas contra la sentencia: "Estaba tumbado en una camilla, los pulmones encharcados, el cráneo partido, los ojos llenos de lágrimas. Hablaba muy bajo, entre espasmos, y lo cogí de la mano. Le pregunté qué podía hacer por él y me contestó: «Reconocimiento para mis compañeros». No lo olvidaré jamás".

La diputada ha señalado también que "si una aberración como la amnistía se acaba aprobando, si hay tantos socialistas dispuestos a desdecirse y tantos presuntos juristas y periodistas haciendo contorsiones para justificarla, es porque la vergüenza española es un terreno abonado. Además, ha denunciado que se intente justificar la amnistía con el "argumento" de que también beneficiará a los policías procesados por su actuación durante el 1 de octubre de 2017.

"El Estado no debe pedir perdón"

"El Estado no debe pedir perdón a quienes lo atacan. Pero, además, es hora de que empiece a defender a quienes lo defienden. Al Cuerpo Nacional de Policía y a la Guardia Civil, por supuesto. Merecen salarios dignos y como mínimo equivalentes a los de las policías autonómicas. Y también defensa frente a los hoy socios del Gobierno. Pienso en Bildu y su sucia campaña para echar a la Guardia Civil del País Vasco y Navarra. Al menos ahora no lo hacen reventando cuarteles llenos de niños, pero el efecto es el mismo. Un Estado sin Fuerzas y Cuerpos de Seguridad presentes en todo el territorio nacional no es un Estado. Es una entelequia", ha apuntado.

La diputada se ha mostrado no obstante esperanzada porque "nada de lo que hemos visto y estamos viviendo es inevitable. Ni la impunidad de los golpistas. Ni su envalentonamiento. Ni la decadencia de Cataluña. Ni por supuesto la ruptura de España. El sanchismo es ante todo una forma de pesimismo. El PSOE y sus socios abonan la vieja teoría de que España está condenada a repetir sus fracasos históricos. De que España sólo puede ser aquello que auguran los cenizos y sus odiadores: un duelo a garrotazos, un Frankenstein descosido, un desencanto. De que la etapa constitucional no ha sido más que un paréntesis, fuegos artificiales que brillan efímeramente para disolverse en la noche. Y no es verdad. España tiene un presente difícil, pero su futuro depende de nosotros. De nuestras convicciones, de nuestro coraje y de nuestra determinación. Los líderes políticos son imprescindibles, desde luego. Pero también lo son los ciudadanos, responsables últimos del destino de su nación".

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