El PSOE buscará ahora distanciarse de Bildu en el País Vasco pese a haberles entregado Pamplona. La estrategia del secretario general del PSE, Eneko Andueza, pasará por seguir prometiendo que, aunque exista una suma de izquierdas, no harán lehendakari al candidato del partido de Otegi.
El problema al que se enfrentan ahora es la pérdida de credibilidad de los socialistas en general ya que la que fuera candidata del PSN en Pamplona y actual ministra de Seguridad Social, Elma Sáiz, o la presidenta navarra, María Chivite, hicieron promesas similares sobre la capital foral.
El País Vasco es la plaza más importante de los próximos meses y clave en la gobernabilidad nacional. Los socialistas aspiran a revalidar el actual Ejecutivo con el PNV y esperan seguir sumando con la formación de Ortuzar para que el sudoku del Congreso no se altere.
En el partido consideran "inviable" que, aunque Bildu fuese la formación más votada, los votos de Otegi fuesen al PSE para poder investir a Andueza, en una operación similar a la de Chivite en Navarra , y así poder desalojar a los nacionalistas vascos del Ejecutivo autonómico. En Ferraz asumen que este movimiento tendría repercusiones en la Cámara Baja: el PNV podría hacer una vendetta y hacer caer al Gobierno de Sánchez.
El escenario más favorable para el PSOE es que, aunque Bildu sea la formación más votada, el PNV y el PSE vuelvan a sumar mayoría. Los problemas para Sánchez pasarían, paradójicamente, con una suma por encima de la mayoría absoluta de Bildu-PSE y Podemos. En ese momento, tendría que decantarse por un partido: o PNV o Bildu.
Las implicaciones nacionales serían menores si Bildu se vuelve a quedar en la oposición y sin el Gobierno. Nadie considera muy factible que los de Otegi empezasen a votar junto a PP y Vox para erosionar a Sánchez.
Galicia, el problema de la división
El otro frente es el de la comunidad del presidente del PP. En Ferraz asumen que los que más se juegan son los populares en su gran bastión del norte. La duda está en si el recambio de Feijóo por Alfonso Rueda funcionará. Los socialistas han recuperado como cabeza de cartel al que fuera su líder en la comunidad entre 2013 y 2016, Xosé Ramón Gómez Besteiro. Renunció tras ser imputado en los casos "Garañón" y "Operación Pulpo" y no regresó hasta que sus causas fueron archivadas.
En la actualidad, Gómez Besteiro es diputado en el Congreso por Lugo. Pedro Sánchez ha tratado de darle foco durante los últimos meses al incluirlo en la comisión negociadora que creó para lograr el respaldo de los separatistas. También fue el portavoz del PSOE en el pleno en el que se aprobó el uso de las lenguas cooficiales en la Cámara Baja. Fue el que estrenó el sistema de traducción simultánea al ser el primero en intervenir y usar, durante gran parte de su intervención, el gallego.
Pero Gómez Besteiro se enfrenta a dos problemas: el auge del BNG y la división de la izquierda. Los nacionalistas repiten con Ana Pontón, una líder ya asentada y con más predicamento entre los progresistas que el actual líder del PSdeG. El otro gran escollo que encuentran es la división de la izquierda. En la tierra de Yolanda Díaz, Ferraz da por hecho que Podemos irá por separado y que, con toda probabilidad, la candidata será la exsecretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam.
También Sumar se presentará con sus propias siglas en las cuatro provincias. Los de Yolanda Díaz y Marta Lois rechazaron una coalición con el PSdeG en Lugo y en Orense, las menos habitadas y donde un escaño estaría bailando entre los populares y los socialistas. En Ferraz temen que la división entre Podemos y Sumar penalice a la izquierda en las cuatro provincias y que beneficie al PP, cuyo voto de derecha y centro está más concentrado.