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Sánchez y Feijóo se juegan en Galicia la segunda vuelta de las generales

Si el resultado no es favorable al PP podría hacer retumbar los cimientos de la derecha.

Si el resultado no es favorable al PP podría hacer retumbar los cimientos de la derecha.
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo reunidos en el Congreso. | Cordon Press

Las elecciones en Galicia del próximo 18 de febrero se van a celebrar en uno de los momentos de mayor tensión política que ha vivido España las últimas décadas. Aunque los partidos intentarán presentarlas como unas autonómicas, su resultado tendrá una gran repercusión a nivel nacional, especialmente cuando se trata de la primera cita electoral tras el 23-J.

Alberto Núñez Feijóo es el líder que más se juega en estos comicios. Si el PP mantiene la mayoría absoluta podrá resarcirse, sólo en una pequeña parte, de haber perdido la presidencia del Gobierno. Si su candidato, Alfonso Rueda, no logra retener la Xunta podría hacer retumbar los cimientos del partido a nivel nacional y sumir a la derecha en el desánimo frente a una izquierda que lograría uno de sus mayores hitos, precisamente cuando más polémicas afronta.

El PP diseñará la campaña para intentar impulsar a Rueda y que no quede eclipsado por el protagonismo de Feijóo. Para ello, ambos tendrán su propia caravana electoral, según trasladan fuentes del partido. La pretensión inicial es volcarse en hablar de los problemas de Galicia, dejando al margen las cuestiones nacionales. Sin embargo, la amnistía, la condonación de la deuda a Cataluña o las alianzas del PSOE con Bildu son armas irrenunciables para confrontar a la izquierda.

El mensaje principal que se lanzará durante la campaña es que los electores deben elegir entre un Gobierno estable del PP, que sólo puede lograrse a través de una mayoría absoluta, o uno liderado por el BNG que deberá armar un Frankenstein autonómico para hacerse con la presidencia. Los independentistas gallegos están en disposición de quedar segundos y dar el sorpasso al PSG, de ahí la apelación al voto útil lanzada por Pablo Iglesias.

La división de la izquierda favorece al PP

La fragmentación de la izquierda, que acaba de anunciar que acudirá dividida a los comicios presentando por un lado la marca Sumar y por otro a Podemos, favorece los intereses del PP, especialmente en provincias como Orense o Lugo donde los restos benefician al ganador. En el PP calculan que no pueden bajar de los 8 o 9 escaños en estas circunscripciones o, de lo contrario, podría peligrar la mayoría absoluta.

Para intentar impedirlo, la apelación al voto útil será también clave en la derecha, donde miran de reojo a Vox, que ya ha anunciado sus intenciones de concurrir a una comunidad que se le resiste, hasta el punto de que, hace cuatro años, en pleno auge del partido, no consiguieron ningún escaño. Ahora será más difícil todavía lograr representación, como reconocen también fuentes del partido.

El papel de Vox

De ahí la petición hecha recientemente por el portavoz parlamentario del PP, Miguel Tellado, que imploró a Vox en una entrevista Es la Mañana de Federico que no se presentara. Reclamación que ha sido desechada por los de Abascal, que corrían el riesgo de sentar un precedente peligroso para sus intereses en el resto de España al asumir que en determinados lugares el PP puede aglutinar todo el voto de derechas.

Algo similar ocurrió en las generales en provincias como Lérida, donde la derecha habría conseguido representación de haber concurrido junta, lo que habría resultado clave en el resultado hasta el punto de haber podido dar la presidencia al PP. Los populares acusan a Vox de negarse al acuerdo, mientras los de Abascal les reprochan no buscar un pacto real que implique renuncias por ambos lados, limitándose a exigir que no concurrieran.

En Galicia volverá a ponerse a prueba la relación entre ambos partidos, mientras en la izquierda Pedro Sánchez asumirá pocos riesgos. Con todo por ganar, el único bache al que podría enfrentarse es que los socialistas pierdan apoyos en exceso, aunque una hipotética suma con el BNG que les diera el gobierno les permitiría diluir el resultado.

El adelanto electoral ha cogido por sorpresa a la izquierda, sin margen apenas para negociar una coalición que les permita armar una mayoría y cuando Podemos acaba de romper con Sumar a nivel nacional. Una ventaja para el PP que intentarán aprovechar durante la campaña donde se enfrentan, de nuevo, a la gestión de las expectativas que les jugaron una muy mala pasada en las últimas generales.

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