El 80 por ciento del hachís que se mueve por Europa entra en una narcolancha a una playa andaluza. Decenas de manos cargan los fardos a toda prisa hasta los coches o las motos que trasladan la droga al escondite. Mano de obra y fácil para los narcotraficantes. Solo en el campo de Gibraltar, La Línea y Algeciras, y en la cercana Barbate, la tasa de desempleo afecta a 1 de cada 3 ciudadanos. Y un tercio son jóvenes. Se mueve mucho dinero. El llamado punto que vigila si pasa el helicóptero o la patrullera no recibe menos de 600 euros en una noche, y los braceros que sacan los fardos de la playa pueden llegar hasta 2.500. Se reclaman medidas de choque policial y judicial, también políticas educativas y de empleo.

