
Después de que el portavoz del PP, Borja Sémper, sacara pecho de la campaña electoral protagonizada por el PP en el País Vasco, centrada en la gestión, el candidato del PP catalán, Alejandro Fernández, ha advertido: "No pienso dedicar medio segundo a otra cosa que no sea combatir el proceso separatista".
Palabras que ha pronunciado en X después de que su partido defendiera desde la sede nacional de Génova que hablar de "gestión" o "del día a día" de los ciudadanos es "política de primer nivel", en medio de las críticas al candidato del partido en el País Vasco, Javier de Andrés, por centrar la contienda electoral del País Vasco en hablar de economía, en lugar de volcarse en confrontar con Bildu y ETA.
Una campaña que, según Sémper, marcará también la estrategia del partido en Cataluña, donde "ofrecemos lo mismo, un modelo de buen gobierno, de gestión de los problemas de los catalanes, como el agua o la seguridad", a lo que ha añadido que presentarán un "modelo alternativo que limpie la toxicidad que existe de división entre catalanes".
Alejandro Fernández ha escrito en su red social: "Tengo clarísimo quienes son mis rivales en estas elecciones: los separatistas y quienes les sostienen. Punto. Y no pienso dedicar ni medio segundo a otra cosa que no sea ofrecer una alternativa a su decadente proceso", en lo que puede interpretarse como una clara advertencia sobre los ejes que van a marcar su campaña electoral, y que a juzgar por sus declaraciones serán la unidad nacional y la lucha contra los separatistas.
Tengo clarísimo quienes son mis rivales en estas elecciones: los separatistas y quienes les sostienen. Punto. Y no pienso dedicar ni medio segundo a otra cosa que no sea ofrecer una alternativa a su decadente "proceso"
— Alejandro Fernández (@alejandroTGN) April 22, 2024
No es la primera vez que el líder del PP catalán muestra un perfil propio frente a la dirección de su partido, lo que habría acrecentado las dudas de la cúpula para elegirle como candidato. En plenas negociaciones de Alberto Núñez Feijóo de cara a su investidura, Fernández criticó los contactos con Junts que tantos quebraderos de cabeza han provocado al PP. Unas palabras que no cayeron nada bien en Génova en medio de la tensión que se vivía en los días posteriores al 23-J, cuando se constató que la victoria no era suficiente para poder gobernar.

