El Partido Popular cree haber dado con la fórmula que permitiría ensanchar la base electoral de la derecha, sin que sus partidos se aniquilen el uno al otro. Satisfechos por el resultado en Cataluña, que les ha permitido crecer hasta los 15 escaños sin restar un solo diputado a Vox, los de Feijóo pretenden repetir estrategia en las europeas.
La dirección del PP concluyó después del 12-M que hubo trasvase de votos hacia su formación desde el PSC. Atribuyeron el crecimiento de Salvador Illa a la absorción de Sumar y, en gran parte, de ERC. Sin embargo, mimetizarse con sus socios habría dejado descubierto "el centro", que habría conseguido aglutinar Alejandro Fernández.
Este análisis lo extrapolan a las europeas, donde aspiran a engullir al electorado del PSOE que se siente huérfano por las políticas de Pedro Sánchez. "El PSOE pelea por el voto de Sumar, Podemos y del resto de sus socios. El PP pelea por el voto moderado del PSOE", trasladan fuentes del partido, donde se muestran convencidos de que, al menos, un quinto de su potencial crecimiento proviene de los socialistas.
Absorbido ya Cs, y con Vox aún fuerte, la formación de Feijóo calcula que 2,7 puntos de los 13,5 de crecimiento que auguran las encuestas procede del "centro político", una vez ya consumada la absorción de Cs. Un efecto que explican por el "escoramiento del PSOE" que "expulsa voto moderado de sus filas" y que no compensaría la absorción de Sumar. "Sánchez no arrebata apoyos en el espacio de Feijóo, pero Feijóo sí logra debilitar el bloque de investidura de Sánchez" concluyen estas fuentes.
Las lecciones aprendidas
Aunque en el PP son escépticos con los sondeos, dada la experiencia del 23-J, el resultado de Cataluña afianza su convencimiento sobre el camino emprendido, que les ha llevado a modular en parte su discurso, como ocurrió ayer con Javier Milei y Pedro Sánchez, sin renunciar a hacer una oposición frontal al Gobierno, con la amnistía como eje de campaña.
Para atraer a ese "centro político" y mostrarse transversal, el partido incluso ha renunciado a su color azul en los carteles de campaña del 9 de junio, donde ha decidido mostrar la marea humana que desde hace meses sale a la calle contra el Gobierno, cuando es convocada por el PP. El partido espera que esa movilización se traslade ahora a las urnas, para enviar el mensaje a Europa de que Sánchez no cuenta con respaldo para consumar sus planes.
El PP ha rebajado las expectativas después de la experiencia catalana que les permitió dar la sorpresa al sumar 15 diputados, en lugar de los 12 que preveían los sondeos en el mejor de los casos. Ahora hablan de "superar al PSOE", sin atreverse a aventurar un margen de escaños o un porcentaje para evitar dar la sensación de que el partido está ya ganado, como ocurrió el 23-J.