
El Partido Popular y Vox han sufrido un varapalo político del Gobierno, en un cambio de papeles bastante inusual por tratarse de la oposición. PSOE y Sumar han conseguido engañarles en un tema especialmente delicado y grave: Bildu y el recorte de penas a los etarras, justo después de anunciar la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, que deja desprotegidos a los agentes, y tras la excarcelaciones de dos sanguinarios terroristas.
Mientras el presidente avanza en los pagos a sus socios, los partidos que deben fiscalizar su labor se enzarzan en disputas políticas a cuenta de, por ejemplo, los presupuestos autonómicos. Vox reunía ayer a sus portavoces en la sede nacional por este asunto y daba a conocer sus condiciones para apoyar las cuentas públicas, como el "rechazo explícito y claro" a la distribución de inmigrantes o revertir las medias "derogadas o congeladas" tras su salida de los gobiernos.
PP y Vox piden "perdón"
Por la tarde, la portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Millán, convocaba una rueda de prensa para "pedir disculpas" por el "error" con la norma que permitirá la salida de etarras, y apelaba al Gobierno para que dé marcha atrás. Además, reclamaba al PP para que retirara la reforma del orden del día en el Pleno Senado, con el objetivo de ganar tiempo.
Los de Feijóo informaban a ultima hora del día de su suspensión, y explicaban que el presidente del partido había hablado con la AVT para ofrecerle, también, sus disculpas por lo sucedido. El partido exige al Gobierno retirar la ley y anuncia medidas legales para frenarla. Se trata de parches por un error difícil de explicar, y que se produce mientras ambos se vuelcan en la refriega política.
El enfrentamiento entre ambas formaciones viene de lejos. La ruptura se consumó hace apenas unos meses, cuando Santiago Abascal decidió salirse de los gobiernos autonómicos con el PP por, supuestamente, aceptar el reparto de menores no acompañados. Desde entonces, Vox ha centrado toda su labor de oposición en atacar a los de Alberto Núñez Feijóo, contra los que arremete con mucha más frecuencia que contra Pedro Sánchez.
El PP: "Es doloroso"
Por su parte, el PP lleva semanas volcado en su agenda social. El partido defiende la necesidad de hacer oposición por dos vías: la de combatir al Gobierno con un discurso duro, mientras presenta propuestas en positivo para atraer al voto joven y a los desencantados con la política. Sin embargo, la "artimaña" del Gobierno, como la denominó ayer Borja Sémper, deja al descubierto su labor en uno de los dos frentes.
Volcado en presentar su Ley de Conciliación, a la que sigue ahora su Plan de Vivienda, lo ocurrido ayer fue especialmente "doloroso", según admiten en el partido, en un momento en el que el foco lo acaparan las derrotas parlamentarias de Sánchez, los casos de corrupción y las crisis diplomáticas que mantiene con distintos países.
Sin margen para dar marcha atrás
El Senado iba a votar hoy la reforma, sin margen para enmendar el "error". El aval de todos los grupos en el Congreso, donde no presentaron enmiendas ni vetos, garantiza su aprobación, a pesar del voto en contra de PP y Vox en la Cámara Alta. De haber anticipado la maniobra del Ejecutivo habrían podido, al menos, retrasarla, como ocurrió con la amnistía, aunque no frenarla, ya que el Gobierno tenía mayoría. La suspensión del Pleno aplaza lo inevitable, salvo rectificación de Sánchez.
El PP anunció ayer que utilizará todas las vías políticas y jurídicas para intentar impedir su aplicación, lo que aboca, inevitablemente, a un recurso judicial en los tribunales. En cualquier caso, el daño está hecho y las asociaciones de víctimas se preguntan cómo es posible que los partidos no se percataran antes de la argucia, criticando el apoyo de PP y Vox a un texto del que, dicen, no han leído antes de votar.

