
Pedro Sánchez no quiere que en la fonoteca figuren declaraciones suyas sobre la corrupción que cerca a su Gobierno. Tras declinar responder sobre su relación con el "nexo corruptor" Víctor de Aldama en diferentes ruedas de prensa, el presidente del Gobierno prometió, durante una conversación informal con periodistas durante el viaje a la India, que "nunca había cruzado una palabra" con este señor.
La misma estrategia siguió durante el día de la Constitución. El presidente del Gobierno declinó responder a las preguntas de los periodistas durante su comparecencia ante los medios y optó por hablar de una hipotética reforma de la Constitución "para blindar derechos".
Una vez que finalizaron los actos, en una conversación informal con los periodistas, en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso el jefe del Ejecutivo ya optó por hablar de la posible corrupción que afecta a su familia y a su Gobierno. Sánchez se victimizó afirmando que sufre un "acoso político, mediático y judicial". Incluso retrocedió a los cinco días de reflexión que se tomó tras conocer la imputación de su mujer para asegurar que, durante esas jornadas, ya "dije que la situación iba a aumentar" y que ahora se traduce en "un acoso por tierra, mar y aire" . Estos elementos son "la esfera mediático, judicial y política".
O lo que es lo mismo: enmarca todas las novedades judiciales que cercan a varios de sus ministros, mujer y hermano como una campaña orquestada para desgastarle. "La estrategia de acoso está destinada al fracaso", afirmaba mientras elogiaba "la empatía del votante progresista" con lo que "estamos sufriendo". Incluso pronosticaba que, cuando llegue el momento de las elecciones, "habrá un rechazo aún mayor". Un idea fuerza que reiteraba en varias ocasiones como cuando añadía que "cuando llegue el momento, el acoso se volverá en contra de los acosadores".
No le quebrarán
En línea con otras intervenciones y mítines, Sánchez reiteraba que "no nos van a quebrar". Para tranquilizar a los votantes, pedía ser "constantes y pacientes" porque "el tiempo poner las cosas en su lugar". El presidente del Gobierno lo enmarcó dentro de una campaña internacional contra los mandatarios de izquierda. "Este acoso no es exclusivo hay otros gobiernos progresistas que lo están sufriendo", terciaba.
El presidente del Gobierno declinaba responder a las pruebas que Víctor de Aldama ha aportado a lo largo de esta semana y que incluyen presuntas comisiones a cambios de contrato de obra. Sánchez prometía que está al frente de un "Gobierno limpio" y que "no tiene nada que ocultar", recalcando que el empresario no tiene credibilidad. En ese sentido, reprochaba a la oposición que hayan dejado de lado "un debate legítimo de ideas" y estén "en la destrucción".

