Este viernes, varios miembros del Gobierno de Pedro Sánchez han arremetido contra esta posible alianza, tachándola de "irónica" y cargando contra el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo.
La portavoz del Gobierno y ministra de Educación, Pilar Alegría, fue la primera en atacar la postura de los populares, calificando de "irónico" que el PP busque ahora acuerdos con Junts, un partido al que previamente intentaron ilegalizar por su implicación en el procés separatista. "Es sorprendente que quienes defendieron la ilegalización de Puigdemont y sus socios ahora busquen acuerdos con ellos", declaró Alegría, aludiendo a las tensas relaciones entre los populares y el separatismo catalán en los últimos años.
Por su parte, el ministro de Transformación Digital, Óscar López, siguió la misma línea de ataque, acusando al líder del PP de aplicar "la ley del embudo", es decir, de actuar de forma contradictoria dependiendo de sus intereses políticos. López insinuó que Feijóo estaría dispuesto a transigir con cualquier tipo de pacto para alcanzar el poder, independientemente de los principios que había defendido previamente el PP en su lucha contra el independentismo.
Ante estos ataques, Alberto Núñez Feijóo no dudó en defender la postura del PP y sus principios. "A diferencia del presidente del Gobierno, que está dispuesto a ceder a los chantajes de los independentistas y de otros socios con intereses particulares, el Partido Popular sigue manteniendo sus principios intactos", afirmó Feijóo en una rueda de prensa, donde aseguró que el PP no aceptará "presiones" ni "chantajes" a la hora de formar alianzas.
El líder popular subrayó que, si bien el PP está abierto a dialogar y buscar acuerdos en beneficio de España, jamás negociará "a costa de los principios democráticos y constitucionales". Feijóo también reiteró su firme compromiso con la unidad de España y la integridad de la Constitución, resaltando que los populares nunca han claudicado ante quienes intentan dividir al país.
La controversia sobre los posibles pactos con Junts ha puesto en evidencia las profundas divisiones en la política española. Mientras el Gobierno de Sánchez insiste en criticar cualquier intento de acercamiento entre el PP y los separatistas, el Partido Popular mantiene que sus negociaciones están encaminadas a garantizar la estabilidad y la unidad del país, sin ceder en cuestiones fundamentales como la soberanía nacional.

