Con rostro compungido, la ministra portavoz, Pilar Alegría, admitía desde la sala de prensa de La Moncloa que ver entrar en prisión al señor Santos Cerdán "es una imagen tan desgarradora como decepcionante". Quien fuera su protegida —promocionada por él como portavoz de la Ejecutiva del PSOE y más tarde como alternativa a Lambán en el PSOE de Aragón— llegaba a "pedir perdón a la ciudadanía" porque "le dimos confianza a una persona que no merecía esa confianza".
Quienes hasta hace 19 días eran compañeros e incluso amigos personales del ahora presidiario Cerdán, buscan ahora la forma de distanciarse de él. Algunos incluso le niegan uno de los pocos logros que el exsecretario de Organización dejó por escrito: presentarse ante el juez del Supremo como "arquitecto" de los Gobiernos de Sánchez. "La investidura fue posible gracias al voto de 12 millones de personas que dijeron no a un gobierno de la derecha y la ultraderecha", aseguraba Alegría, negando así la influencia de Cerdán, quien llegó a viajar a Bruselas para fotografiarse con Puigdemont ante un cuadro con una urna del 1-O y a negociar la ley de amnistía.
Alegría evitó valorar el testimonio del exsecretario de Organización ante el Supremo, así como su "estrategia de defensa", que ha sorprendido al partido. Aunque lo que más incomoda al Gobierno es el auto del juez Puente, en el que señala que "más personas físicas o jurídicas" podrían haberse repartido "el botín de Cerdán". Al ser preguntada, tras la rueda de prensa del Consejo de Ministros, si el magistrado se refiere al PSOE y a una posible financiación ilegal, Alegría respondía que "no hay ningún indicio que apunte en esa dirección". Incluso se remitía a las "auditorías externas" que realiza el PSOE y recordaba que "entrega sus cuentas al Tribunal de Cuentas".
En el Gobierno prometen "contundencia", aunque Pedro Sánchez no exigió la dimisión de Cerdán hasta que se publicó el informe de la UCO. Pese a ello, Alegría se limitaba a asegurar que "actuamos con contundencia cuando conocimos los primeros indicios, que eran muy serios". "Este hecho confirma nuestra determinación de seguir combatiendo la corrupción con la máxima transparencia. Lo primero era exigirle el acta y cesar en sus actividades orgánicas", admitía. Y remitiéndose a las palabras de Sánchez, añadía: "Ahora es el momento de la justicia".
A su lado, el ministro de Sumar, Pablo Bustinduy, trataba de justificar su apoyo a Sánchez para evitar romper el Gobierno: "Exigimos garantías de limpieza absoluta y un giro a la izquierda", terciaba, mientras aseguraba que está "trabajando sin cesar en las cosas en las que creo", y que lo hace "con limpieza, con honestidad y sin confundir nunca las lealtades".