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Feijóo retrata la hipocresía de los socios y pone nerviosos a PNV y Junts

La ronda de contactos sirve para lanzar varios mensajes políticos a izquierda y derecha.

La ronda de contactos sirve para lanzar varios mensajes políticos a izquierda y derecha.
Los diputados de Junts Miriam Nogueras y Josep María Cruset a su llegada al pleno del Congreso. | EFE

Alberto Núñez Feijóo ha movido ficha en el panorama político por segunda vez en una semana. Después de tomar la iniciativa para reunirse con Santiago Abascal, ha iniciado una ronda de contactos a través de su portavoz parlamentario, Miguel Tellado, para constatar si los socios siguen apoyando a Pedro Sánchez. Una estrategia que buscaría retratar a los socios y dejar patente que no dan los números.

El propio Tellado rebajaba la expectativa sobre una posible moción de censura al asegurar en rueda de prensa desde el Congreso que su objetivo era "escuchar" a los socios, "no pedirles nada". Evitaba en todo momento referirse a la moción de censura, que sigue sin estar sobre la mesa porque no hay mayoría. No hay cambio, por tanto, de postura en el PP al respecto. El verdadero objetivo de las consultas era aumentar la presión sobre los aliados del Gobierno, en especial el PNV y Junts.

El primero decía tener predisposición a escuchar al PP pero le reprochaba al portavoz parlamentario haber comparecido ante los medios para criticar el apoyo a Sánchez sin ni siquiera escucharles. "Es una estrategia de márketing", trasladaban desde la formación nacionalista, reprochando a los de Feijóo "no tener voluntad de entendimiento".

En cualquier caso, no daban un portazo a un posible encuentro después del enfado mostrado el día anterior con la declaración de Santos Cerdán sobre la implicación del empresario Antxon Alonso en las negociaciones para la moción de censura contra Mariano Rajoy y la investidura de Pedro Sánchez. La constatación de que la corrupción puede acabar salpicándoles les coloca en una posición difícil de mantener.

Tampoco Junts cerraba la puerta a un encuentro, aunque ponía una condición imposible de asumir para el PP: una reunión en Waterloo con Carles Puigdemont, como exigieron a Sánchez, más concretamente a su negociador, Santos Cerdán, hoy en prisión por corrupción. Su entrada en la cárcel es lo que ha motivado en último caso el movimiento de Feijóo, presionado por una parte de los miembros del partido y también por su flanco derecho, es decir, por Vox.

Mensaje a Vox

Cuando no había transcurrido una semana desde su encuentro con Abascal, el líder del PP alentaba la posibilidad de una moción de censura que Vox le viene reclamando desde hace tiempo. La ronda de consultas ha servido también para evidenciar ante su socio potencial que no dan los números y que si no se registra esta propuesta es únicamente porque no prosperaría, no por la falta de voluntad de Feijóo para liderarla.

Además de estos dos objetivos, la maniobra sirve también al PP para calentar motores de cara al XXI Congreso del partido, que arranca el próximo viernes 4 de julio, y que se prolongará durante todo el fin de semana. Aunque se prevé un encuentro tranquilo y se habrá cierre de filas en torno al líder, la ronda de consultas le permite también aplacar a las voces que piden más acción a Feijóo y presentar la moción aunque no salga adelante.

En el cálculo de estos miembros del partido, la posibilidad de que Podemos se abstenga para ir a elecciones, dado que saldría claramente beneficiado en las urnas al deshacerse de su competidor, Sumar. Le permitiría, además, sacar rédito de su labor de oposición a un Gobierno de derechas, dado que las críticas al actual Ejecutivo deben ser mucho más comedidas para no ahuyentar al electorado de izquierdas.

El anuncio de Feijóo a través de X evidencia que la ronda de consultas es más una maniobra de presión política que la voluntad real de acordar una moción de censura cuya negociación se llevaría a cabo de manera discreta. Constata también que el PP no peca de ingenuidad sobre la posibilidad de que ésta prospere, dada la negativa de los independentistas a facilitar un Gobierno en el que pudiera estar Vox. La vía, por tanto, para cualquier cambio sigue siendo la convocatoria de elecciones.

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