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La Guardia Civil estalla: así siguen ocho meses después de la DANA, en furgonetas y sin instalaciones para armas

"Esta situación afecta a las condiciones laborales, de seguridad y dignidad de los agentes así como al servicio prestado a la ciudadanía", aseguran.

Puertas abiertas furgoneta | JUCIL

La asociación profesional mayoritaria de la Guardia Civil, JUCIL, ha decidido denunciar formalmente la increíble situación que vive en Valencia ocho meses después de los graves daños ocasionados por las inundaciones: varios acuartelamientos de la provincia continúan sin estar completamente operativos, los guardias realizan trámites en furgonetas y, por ejemplo, la custodia de armas, se hace sin instalaciones de seguridad. JUCIL ha exigido una respuesta urgente al Ministerio del Interior.

"Esta situación afecta directamente a las condiciones laborales, de seguridad y dignidad de los agentes destinados en estas unidades, así como a la calidad del servicio prestado a la ciudadanía", señalan los guardias. La situación es especialmente alarmante en Paiporta, donde, a pesar de que un informe de la Dirección General de la Guardia Civil sostiene que el edificio "no presenta daños visibles", las pruebas recabadas por JUCIL rechazan esa afirmación.

"El servicio de Intervención de Armas, compuesto por cuatro agentes, se ve obligado a operar en una furgoneta sin ventilación efectiva, aparcada en la vía pública, con la puerta abierta y en condiciones absolutamente precarias. Las armas se manipulan a la intemperie y se depositan en el suelo del vehículo o en plena calle, con los evidentes riesgos que ello supone tanto para los efectivos encargados de su control como para los ciudadanos que acuden a realizar los trámites pertinentes", explican los guardias.

JUCIL asegura que ha planteado diversas "soluciones provisionales a la Comandancia, entre ellas el traslado a la localidad de Albal", y que "todo apunta a que la unidad será trasladada a unas dependencias que se habilitarán en esta población. Sin embargo, la ausencia de un armero en esta ubicación obliga a un transporte diario de armas que incrementa notablemente los riesgos para usuarios y agentes".

Sin medios ni seguridad

JUCIL califica esta situación de inaceptable y recuerda que la integridad física de los guardias civiles y la seguridad del material armamentístico son responsabilidades que no pueden seguir relegándose, "especialmente ahora que, con la llegada del verano, se prevé un aumento de población. De hecho, ya se ha registrado una denuncia formal por parte de un ciudadano, alertando sobre las condiciones en las que se está trabajando".

La situación no es mejor en el Puesto Principal de Llíria, donde los agentes del Área de Atención han denunciado una sobrecarga laboral muy superior a sus medios efectivos. "En numerosas ocasiones, un solo guardia civil se ve obligado a gestionar simultáneamente la atención ciudadana, la recogida de denuncias, la vigilancia de calabozos y la custodia de detenidos. Las condiciones en las que se recogen denuncias sensibles —como casos de violencia de género, agresiones sexuales o desapariciones— vulneran la privacidad y seguridad de las víctimas. A esta situación se suma la carencia de medios técnicos, como impresoras o escáneres, que agudizan aún más el colapso operativo", afirman los guardias.

Abandono

Por otro lado, el informe oficial de la Dirección General de la Guardia Civil reconoce también daños relevantes en otros acuartelamientos de la provincia de Valencia afectados por las inundaciones de octubre de 2024. Entre ellos, Alfafar, Benaguasil, Chiva, Llombai, Requena y Utiel presentan desde problemas de humedades y deterioro estructural hasta la necesidad de adaptar sus instalaciones a la normativa vigente. "Sin embargo, no se ha especificado un calendario de ejecución realista ni se han evidenciado avances concretos, a pesar del tiempo transcurrido y del riesgo operativo que supone mantener abiertas estas infraestructuras en condiciones deficientes", señala JUCIL.

"Desde la asociación mayoritaria de la Benemérita se alerta de que la falta de planificación, la opacidad en los plazos y la ausencia de medidas preventivas contribuyen a una sensación generalizada de abandono institucional entre los agentes y las comunidades afectadas. Por ello, se exige al Ministerio del Interior y a la Dirección General de la Guardia Civil una actuación inmediata, transparente y coordinada", añaden los guardias.

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