Sánchez trata de dividir al PP con Gaza tras los intentos fallidos con la quita, los incendios o los menas
La posición de Ayuso o Aznar contrasta con la de Feijóo al hablar de Israel.
El Partido Popular empieza a sentirse atrapado en el debate sobre la guerra en Gaza. El presidente, Alberto Núñez Feijóo, elevó el tono esta semana en el Congreso calificando de "masacre" la actuación de Israel ante la presión de Pedro Sánchez, aunque de momento evita hablar de "genocidio".
Una postura que contrasta con la expresada por la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, o el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, que optan por fijar el foco en Hamás, recordando que Israel se enfrenta a un grupo terrorista que usa civiles como escudos.
"No sé qué se puede hacer cuando uno está rodeado de esos ataques desde hace tantos años", dijo la presidenta madrileña, mientras que el alcalde aseguró de forma tajante que "para mí no hay un genocidio en Gaza", sin entrar en la polémica sobre cómo debe actuar Israel.
Ambos han evitado en todo momento caer en las trampas de la izquierda, que hace girar todo el debate en torno a la actuación de Benjamín Netanyahu, al que equiparan con el pueblo israelí y le acusan de asesinar gazatíes de forma indiscriminada.
En todo momento, el Gobierno de Pedro Sánchez obvia el atentado que dio origen a la guerra, en el que fueron asesinados 1.400 israelíes. Tampoco se refieren nunca a Hamás, su uso de la población palestina o el empleo de la propaganda.
Aznar y la batalla de Occidente
En medio de la polémica ha irrumpido el expresidente José María Aznar, que lanzó la gran pregunta: "¿Qué ocurre si Israel pierde la guerra?". "Si Israel pierde, Occidente estaría al borde de una derrota total", dijo esta semana, en línea con lo expresado por el PP de Madrid, que defiende la posición de Israel.
En el PP se percibe la incomodidad con un asunto que permite al Gobierno escabullirse de todas las polémicas que arrastra, como la corrupción, la falta de presupuestos o la falta de gestión. Esto merma su labor de oposición y permite a Pedro Sánchez coger oxígeno, como admiten algunos dentro del partido.
Y este es, precisamente, uno de los objetivos del Ejecutivo: provocar la división interna en el PP. Algo que lleva intentando toda la legislatura con la quita de la deuda, el reparto de menores inmigrantes o, más recientemente, la gestión por los incendios, sin éxito.
El cortafuegos contra Sánchez
Génova marcó en todos estos temas la línea a seguir y los presidentes autonómicos sabían a qué atenerse para evitar fricciones o debates estériles que solo dan munición al Ejecutivo. El propio Feijóo reunió en varias ocasiones a sus barones regionales para anticiparse a los movimientos de Sánchez y coordinar estrategias.
El último fin de semana de septiembre volverá a reunirles en Murcia con el mismo objetivo, en un momento en el que las encuestas recogen cierto desgaste del PP en favor de Vox, que sigue imparable en los sondeos. Entre los asuntos a tratar, las elecciones en Castilla y León del próximo mes de marzo, las de Andalucía y la situación nacional.
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