Es restaurado el órgano del Evangelio, una de las máquinas más complejas hasta la Revolución Industrial
El órgano del lado norte del coro de la Catedral de Segovia se terminó en el año 1772 y fue diseñado por Joseph de Echevarría. En 2022 hará 250 años del aniversario de su construcción y en todo este periodo no hay noticia de que haya dejado de sonar, a excepción de los periodos de reparaciones o restauraciones. El mueble ha quedado vacío durante meses para llevar a cabo la restauración en el taller de Joaquín Lois de todos los elementos mecánicos y la tubería.
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Una vista del órgano del lado norte del coro de la Catedral. Este maravilloso instrumento se terminó en el año 1772 y fue di- señado por Joseph de Echevarría.
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El sonido del órgano del evangelio lo emiten 2.750 tubos que van desde una longitud de cerca de cinco metros al más pequeño de apenas dos centímetros.
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Joaquín Lois, restaurador y uno de sus colaboradores, trabajan dando los últimos retoques a la afinación de los miles de tubos de este órgano.
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La lengüetería de fachada (trompetas) las inventa la Familia Echevarría, desde finales del siglo XVII. La variedad de sonidos que producen estos miles de tubos se basa en un detallado plan concebido antes de la construcción para lo que se da a cada tubo la geometría, dimensiones y materialidad adecuadas a este plan.
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A lo largo de su historia, el órgano del evangelio ha sufrido diversas intervenciones, algunas de ellas con el objetivo de modificar su naturaleza atendiendo a corrientes es- téticas que despreciaban la propia con la que fue construido.
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En 2022 hará 250 años del aniversario de su construcción y en todo este periodo no hay noticia de que haya dejado de sonar, a excepción de los periodos de reparaciones o restauraciones.
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El instrumento en si se compone de múltiples elementos, uno de ellos pensado para la producción del viento, los fuelles.
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El mueble ha quedado vacío durante meses para llevar a cabo la restauración en taller de todos los elementos mecánicos y la tubería.
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El órgano consta de tres teclados manuales y un pequeño teclado para los pies. La paleta de sonidos que proporciona el maestro organero no es nada comparable a la variedad tímbrica que nos puede ofrecer el organista al combinar los sesenta y cinco registros distribuidos en tres teclados, a su vez divididos en dos mitades cada uno.
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Los teclados originales se conservaron en el archivo de la catedral y se han podido recuperar la estructura original y han sido colocados en la restauración. La restauración ha sido tan exhaustiva que no se ha dejado ningún detalle descuidado como las etiquetas originales de los registros.
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Una vista del órgano en el interior del coro que se encuentra en el centro de la catedral, frente al altar principal.
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El planteamiento ha sido recuperar el instrumento tal y como lo entregó Joseph de Echevarría en 1772.
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Uno de los colaboradores del restaurador utiliza una linterna para ser más preciso en su trabajo junto al órgano del Evangelio.
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Algunos de los instrumentos y herramientas que han sido utilizados por los trabajadores del taller de Joaquín Lois para la la restauración.
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