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Daniel Rodríguez Herrera, subdirector de Libertad Digital, analiza las circunstancias del atentado contra Trump y las consecuencias que podría tener en el resultado en las próximas elecciones.

Han intentado matar a Donald Trump

Daniel Rodríguez Herrera, subdirector de Libertad Digital, analiza las circunstancias del atentado contra Trump y las consecuencias que podría tener en el resultado en las próximas elecciones.

Donald Trump se ha salvado de un intento de asesinato por un pelo. Casi literalmente. Si no hubiera girado la cabeza al hablar, si el viento no hubiera desviado la bala unos centímetros, ahora podríamos estar hablando de un escenario catastrófico. Porque en un país donde la mitad de la población siente que las élites progresistas están librando una guerra en su contra, sin entrar en si ese sentimiento está justificado o no, y que considera a Trump –a Trump y no al Partido Republicano al que ven en un buen porcentaje como parte de dichas élites– como casi el único político que está de su lado, un atentado exitoso podría haber llevado a un conflicto violento sin precedentes desde la guerra civil.

No sabemos qué ideología tenía el asesino, pues asesino es, ya que mató a un asistente al mitin. Estaba registrado como votante republicano, pero, dado que todo norteamericano que quiera votar debe registrarse antes, esto no es como quien está afiliado a un partido aquí en España. Puede que eligiera registrarse como republicano porque se sentía republicano o porque fue la opción más sencilla o incluso para así poder votar en las primarias republicanas en contra de Trump. También sabemos que su única donación política fue a una organización demócrata. Sus compañeros de clase lo consideraban bastante moderado y centrista. Han circulado un montón de vídeos falsos supuestamente suyos diciendo todo tipo de barbaridades. Pero da un poco igual. Cuando crees que el Gobierno lo dirige un grupo de burócratas a los que nadie ha elegido imponiéndote sus políticas y haciendo todo lo posible para evitar que Trump sea elegido, si el asesino hubiera tenido éxito los habrías culpado, y en muchos casos habrías decidido que la única opción realista para evitar ser aplastado es la violencia.

Hemos estado a un par de centímetros de que eso ocurriera. Así de grave pudo ser lo que sucedió el sábado.

Quedan muchas preguntas que responder sobre el intento de magnicidio, especialmente sobre la cadena de errores del Servicio Secreto, el organismo encargado de proteger a los presidentes, candidatos y sus familias, empezando por el hecho de que no aseguraran el acceso a un tejado situado a sólo 150 metros del escenario del mitin. ¿Falta de recursos impuesta desde arriba, incompetencia de un organismo que en los últimos años se ha preocupado más por aumentar el porcentaje de mujeres en sus filas que en la eficacia de sus servicios? Aún queda mucho por saber y sabremos más en los próximos días. Pero dado que esta serie de vídeos está dedicada a las elecciones la pregunta lógica que debo intentar responder es: ¿qué efecto electoral va a tener este intento de magnicidio?

Muchos demócratas están aterrados ante la perspectiva de que será bastante, y que naturalmente será a favor de Trump. Esto último es indudable. Una de las pocas armas que les queda a los demócratas, y que están usando con profusión, es la de pintar a Trump como un nuevo Hitler y una amenaza para la democracia. Una retórica que naturalmente está siendo acusada de provocar el clima que ha terminado por ahora en el intento de asesinato del republicano y que, por eso mismo, será más difícil de utilizar. Trump es ahora víctima de la violencia política. Usar la ocupación del Capitolio del 6 de enero como argumento ya no será tan sencillo.

Además, Trump ahora ha alcanzado una estatura casi diría que heroica no ya por el tiroteo sino por su reacción al mismo. Que segundos después de ser alcanzado por una bala y sin saber aún si el asesino había sido neutralizado, se levantara con el puño en alto y gritara a sus seguidores "Luchad" ha provocado la admiración incluso de muchos de sus críticos. Su llamamiento posterior a la unidad demuestra, como ya lo ha hecho dejando a los demócratas atacar a Biden tras el debate sin casi intervenir él, que Trump está siendo capaz de un autocontrol mucho mayor que en las dos anteriores elecciones.

Pero también hay que recordar que esto es una repetición de 2020 y que la intención de voto parece bastante estable. La condena a Trump apenas movió la aguja de los resultados de las encuestas y aunque la debacle del debate de Biden lo hizo algo más, tampoco ha sido nada dramático. Reagan ganó 8 puntos en su popularidad tras el atentado, pero el efecto aquí, de existir, seguramente sea más pequeño. Por mucho que se diga, Trump no ganó el sábado las elecciones.

Este mismo lunes comienza la convención republicana y la decisión sobre quién debe acompañar a Trump en el ticket electoral como vicepresidente, después de lo sucedido, ha cobrado un cariz bastante más serio. Cuando sepamos quién ha sido elegido, aquí me tendrán para comentarlo.

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