La salud de Biden vuelve a la actualidad: ¿quién gobernó Estados Unidos?

Las últimas dos semanas, la actualidad estadounidense no ha girado tanto en torno a temas de actualidad de gran relevancia política y económica, sino que ha estado dominada por el pasado. El epicentro ha sido la publicación de Pecado Original (Original Sin), un libro escrito por Jake Tapper, conocido presentador de CNN, y Alex Thompson. Este libro, que primero generó expectación con sus avances de prepublicación, ha acaparado la atención mediática por su contenido explosivo: un relato, basado en fuentes anónimas, sobre cómo Joe Biden y su entorno, tanto los asesores como su familia, habrían ocultado durante años el deterioro mental del expresidente, un declive que los republicanos ya denunciaban en la campaña de 2020.

La senilidad de Biden ya era evidente antes de ser elegido presidente, pero los demócratas, junto con la mayoría de los medios, la encubrieron no solo durante la campaña, sino a lo largo de sus cuatro años en la Casa Blanca. Todo cambió tras el debate de junio de 2024, cuando el declive fue tan innegable que los demócratas, incapaces de seguir disimulando, maniobraron para forzar la renuncia de Biden a la reelección, allanando el camino para que Kamala Harris asumiera la candidatura. Fue entonces, y sólo entonces, cuando los periodistas hicieron su trabajo de fiscalizar el poder. Lo que resulta irónico es que Jake Tapper fue parte integral de esa prensa que durante años minimizó o ignoró las señales de alarma. Ahora, el libro señala a los ayudantes de Biden, a su esposa Jill y a su hijo Hunter como responsables de engañar a los medios y al público, una postura que muchos consideran hipócrita, dado que el deterioro era evidente para cualquiera que quisiera verlo.

El comportamiento del propio Tapper durante la campaña de 2020 ilustra esta contradicción. En una entrevista despreció visiblemente a Lara Trump, nuera de Donald Trump, cuando esta cuestionó la capacidad mental de Biden, tratándola con desdén. Sin embargo, días después, asintió complacido ante Mary Trump, sobrina del expresidente, cuando esta sugirió que su tío debía ser evaluado psiquiátricamente sin necesidad de un examen presencial. Esta doble vara de medir no solo se mantuvo durante la campaña, sino durante todo el mandato de Biden, hasta que el ocultamiento se volvió insostenible. Ahora, el libro intenta excusarse, pero para muchos, incluidos medios de derecha y republicanos, Tapper y otros periodistas formaron parte de una suerte de conspiración tácita para proteger al Partido Demócrata, una ceguera voluntaria, privando a los votantes estadounidenses de la verdad.

Cancer de próstata

El escándalo del libro se ha visto amplificado por otra revelación que, seguramente, pretendía minimizarlo: Joe Biden padece un cáncer de próstata que ha metastatizado en los huesos, una enfermedad que probablemente lleva años desarrollándose, incluso antes de su presidencia. Este tipo de cáncer avanza lentamente, y en hombres mayores que no son presidentes de Estados Unidos ni siquiera se intenta detectar, ya que suelen fallecer por otras causas antes de que el cáncer sea mortal. Sin embargo, el hecho de que esta información también se ocultara, sumado a los frecuentes viajes de Biden a Delaware durante su presidencia —quien sabe si para tratarse—, ha desatado indignación. Los republicanos acusan a los demócratas de haber escondido no solo la salud mental, sino también la física del expresidente, mientras que los demócratas y algunos medios rechazan estas críticas, acusando a sus detractores de sensacionalismo.

Más allá del papel de la prensa en proteger al Partido Demócrata, el libro ha avivado una pregunta crucial: si Joe Biden no estaba en condiciones de gobernar, ¿quién tomó las riendas de Estados Unidos durante su mandato? La falta de una respuesta clara alimenta la desconfianza hacia los demócratas y los medios, dejando en muchos ciudadanos un sentimiento de frustración que, por ahora, no parece disiparse.