Si hay algo en lo que las polarizadas izquierda y derecha estadounidense coinciden es en que un simple anuncio de vaqueros puede poco menos que cambiar el rumbo de la historia. Sydney Sweeney, la estrella de Euphoria y Cualquiera menos tú, ha protagonizado una campaña de anuncios para American Eagle que, según quién lo mire, es o el fin del wokismo o un manifiesto neonazi. Estamos en un mundo en el que unos vaqueros ajustados son una revolución o un delito de odio, dependiendo de a quién preguntes.
Pero ¿en qué consiste la campaña? El eslogan de los anuncios se centra en un juego de palabras con la similitud fonética entre jeans (vaqueros) y genes (genes), que se escribe distinto pero se pronuncia casi igual, o igual para oídos no nativos como los míos. "Sydney Sweeney tiene unos vaqueros fantásticos", o unos genes fantásticos, siguiendo el juego. Pero claro, la actriz es una mujer que está como un tren, blanca, rubia y de ojos azules, y eso es suficiente para la izquierda en redes sociales y algunos medios para calificar la campaña como una suerte de promoción de la raza aria. En uno de los anuncios incluso se atreve a decir que "los genes pasan de los padres a su descendencia y determinan con frecuencia características como el color del pelo, la personalidad o incluso el color de los ojos… mis vaqueros son azules". Inaceptable. Puro Hitler. Porque hablar de genes tiene connotaciones racistas y de supremacismo blanco y es una promoción de la eugenesia. No, en serio, que de verdad están diciendo eso.
Pero la derecha, sin llegar a estos extremos ridículos, también ha insertado el anuncio dentro de la guerra cultural que se libra en Estados Unidos y, en general, en el mundo occidental. American Eagle es una marca que empezó hace una década a prometer no retocar las fotos de sus modelos a embarcarse hasta muy recientemente en campañas body positive, con modelos de tallas grandes y toda la pesca. Ahora, con Sweeney –una belleza que encaja como anillo al dedo en el canon de lo que el hombre heterosexual medio considera atractivo–, la marca ha dado un giro y sus acciones no han hecho más que subir desde que comenzó la campaña. Para la derecha en redes sociales, esto es prueba de que el reverso del Go woke, go broke también funciona: abandonar lo políticamente correcto es bueno para los negocios. Pero lo cierto es que lo más probable es que American Eagle ha hecho siempre lo que ha hecho por el mismo motivo: ganar dinero.
Mientras tanto, Sydney Sweeney no ha dicho esta boca es mía mientras esta polémica absurda hace aumentar aún más su caché en pleno rodaje de la tercera y última temporada de Euphoria, la serie que la hizo famosa. Aunque no tengo duda de que la referencia a sus fantásticos genes de la campaña se refiere, para qué engañarnos, no a sus ojos, su raza o su color de piel sino a su poderosa delantera, parece que la lotería genética también le ha dejado unas buenas neuronas. Todo lo que hace para convertirse en estrella le está funcionando, y como hemos visto con muchas compañeras de profesión, eso no se consigue sólo con un buen físico.

