
El Tribunal Supremo de Estados Unidos se ha posicionado, en principio, a favor de Donald Trump en un caso que le permitiría cesar a miembros de la dirección colegiada de agencias independientes, aunque la ley se lo prohíba expresamente. En la audiencia, las preguntas de la mayoría de los magistrados parecen indicar que consideran esos organismos como parte del Poder Ejecutivo, y, al recaer en el presidente la responsabilidad exclusiva del Ejecutivo según la Constitución, impedirle hacer esos despidos sería inconstitucional.
Para muchos constitucionalistas, durante el siglo XX el Gobierno de Estados Unidos se ha alejado de la división de poderes clásica en tres para ver nacer y crecer un cuarto poder, el administrativo. Un poder ostentado por agencias federales cuyos burócratas no han sido elegidos democráticamente y que, con el tiempo, han terminado ejerciendo un poder mayor que el de cualquiera de los otros tres poderes.
El origen de la disputa concreta que se dirime en el Supremo reside en el despido de la excomisionada de la Comisión Federal de Comercio (CFC), Rebecca Slaughter, apartada por la Casa Blanca debido a "inconsistencias con la política de la Administración". Aunque el fallo tardará meses en llegar, durante la audiencia se ha podido ver que la mayoría originalista ha rechazado los argumentos de la defensa de Slaughter, representada por Amit Agarwal.
Así, el magistrado Brett Kavanaugh ha criticado que estos entes burocráticos operen con excesivo margen de maniobra y no rindan cuentas al electorado, mientras que Neil Gorsuch advierte de que la estructura del Gobierno federal podría quedar desarticulada por la asunción de competencias por parte de estas agencias, hurtándoles sus competencias a los cargos públicos designados por el presidente.
El principal precedente que apuntaló el poder de las agencias independientes es el caso Humphrey vs. EEUU de 1935, que obligaba al presidente a pedir el permiso del Congreso para poder despedir a miembros de la dirección de dichos entes colegiados, por considerar que sus funciones no eran principalmente ejecutivas. Para los magistrados, dicho precedente ha quedado desactualizado al tener dichas agencias en la actualidad muchas más competencias ejecutivas.
Por su parte, la minoría progresista ha expresado su alarma ante un posible fallo a favor del Ejecutivo. La jueza Sonia Sotomayor indicó que el abogado del Estado les estaba pidiendo "que quitemos al Congreso su capacidad para proteger la idea de que el Gobierno está mejor estructurado con algunas agencias que son independientes".
Por su parte, Elena Kagan ha advertido de que la postura de la Administración Trump otorgaría "un poder masivo, incontrolado y sin restricciones" al presidente. Un poder que, sin duda, ejercerán también los presidentes demócratas. Sin embargo, los organismos burocráticos independientes ya solían funcionar en consonancia con el Partido Demócrata, gobernase quien gobernase, dado que la inmensa mayoría de los funcionarios son votantes de dicho partido.


