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Francisco recibe el palio y el anillo del pescador ante miles de fieles

Una multitud ha recibido al Papa, que ha saludado desde un jeep descubierto. Asisten a la entronización representantes de 132 países.

El papa Francisco preside la Misa de Incio del Ministerio Petrino del Obispo de Roma en la Plaza de San Pedro, que el propio Pontífice ha decidido simplificar y a la que asisten 132 delegaciones oficiales.

La misa está concelebrada por 180 personas, entre ellas, dos religiosos españoles: el superior de los Franciscanos menores, padre José Rodríguez Carballo, y el de los jesuitas, padre Adolfo Nicolás Pachón. También concelebran seis patriarcas y Arzobispos Mayores Orientales presentes y el secretario del Colegio Cardenalicio.

La decisión de simplificar la Misa supondrá que la lectura del evangelio se producirá sólo en griego y no en latín, como se acostumbra en las solemnidades, y tampoco se realizará la procesión de las ofrendas por parte de fieles, sino que lo llevarán directamente los monaguillos al altar. Además, tampoco dará la comunión el Papa a ninguna persona, sino que la comunión en el sagrado será repartida por diáconos, así como también serán 500 sacerdotes los que repartirán la comunión en la plaza de San Pedro y Via della Conciliazione.

El Papa ha salido de la Casa de Santa Marta, alrededor de las 8:45 horas y ha dado un largo recorrido en jeep entre la multitud de la Plaza, para saludar a las personas en las distintas zonas. Posteriormente, el Papa ha vuelto a la sacristía que se ubica al lado de la estatua de La Piedad de Miguel Angel para que la Misa comience a las 9.30 horas.

La tumba de San Pedro

Antes del inicio de la Misa, el Papa Francisco ha ido en procesión a la tumba de San Pedro, que se localiza bajo el altar central, junto a los Patriarcas y Arzobispos Mayores de las Iglesias orientales católicas, que son diez, de los cuales cuatro son cardenales. En la tumba, el Papa ha rezado mientras sonaba el canto "Tu es Petrus", como signo de unidad entre la Iglesia de Occidente y de Oriente.

Además, le han sido entregados el anillo del pescador, el palio, y el evangeliario. Después de venerar la tumba de San Pedro, el papa Francisco subirá al altar de la Confesión hasta el piso de la Basílica para continuar con la procesión que se dirige a la plaza de San Pedro, momento en el cual también los diáconos llevan el anillo, el palio y el evangeliario, mientras que se cantan las "Laudes Regiae" (El Rey es Cristo), con algunas invocaciones tomadas del documento del Concilio Vaticano II, Lumen Gentium, sobre la Iglesia.

En ese momento de la ceremonia se invoca a los santos, entre los que destacan en particular los Santos Pontífices romanos pronunciando solo el nombre de los Papas santos, no de los beatos. Así, al finalizar la procesión al sagrado de la Plaza de San Pedro y antes del inicio de la Misa se llevan a cabo los ritos específicos del inicio del ministerio petrino, que son la imposición del palio, la entrega del anillo y el rito de obediencia.

Primero, el papa Francisco ha recibido la imposición del palio de parte del cardenal Protodiácono, Jean-Louis Tauran, el mismo que ha anunciado el "habemus papam". El Palio se coloca sobre los hombros y es hecho de lana de corderos y ovejas que recuerda al Buen Pastor que carga sobre sus hombros a la oveja perdida.

Los arzobispos metropolitanos tienen un palio con cruces negras, mientras que el Papa tiene cruces color rojo y será el mismo utilizado por Benedicto XVI.

Anillo de plata

Posteriormente, el primero del Orden de los Obispos, el decano, el cardenal Angelo Sodano, le ha entregado el "anillo del pescador" que evoca a Pedro que era pescador y que Jesús lo llama a ser "pescador de hombres". El anillo "está hecho de plata dorada", ha indicado Lombardi, y lleva la figura de San Pedro con las llaves. Su autor es el artista italiano Enrico Manfrini y el Papa lo ha elegido entre otros que le había presentado el maestro de las ceremonias pontificias, monseñor Guido Marini.

En concreto, el anillo que ha elegido el papa Francisco ha estado en posesión del arzobispo Pasquale Macchi, que fue secretario de Pablo VI, y después pasó a monseñor Ettore Malnati, que se lo ofreció al cardenal Giovanni Battista Re, ha explicado el padre Lombardi.

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