La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, anunció ayer su dimisión del cargo que ocupa desde hace más de ocho años confirmando lo que horas antes ya habían adelantado los principales medios británicos.
Su largo mandato ha estado marcado por la salida de Reino Unido de la Unión Europea, el conocido como Brexit, las reiteradas reivindicaciones de un segundo referéndum independentista y, más recientemente, por las polémicas en torno a la Ley Trans, pese a que en su comparecencia la ministra principal de Escocia ha querido desligar su dimisión de "presiones a corto plazo", aunque haya tenido que enfrentarse a "temas difíciles" en los últimos tiempos. Concretamente, el Gobierno ha sido objeto de críticas en las últimas semanas por la ley que favorece la reasignación de género —Ley de Reforma de Reconocimiento de Género de Escocia que, entre otras cosas, rebaja a 16 años la edad legal para cambiar de sexo y elimina el requisito de un certificado médico— bloqueada desde Londres y criticada por grupos conservadores.
"Hoy anuncio mi intención de dimitir como ministra principal y líder de mi partido", dijo Sturgeon en su comparecencia, aclarando, no obstante, que su salida no será inmediata, sino que permanecerá en ambos puestos —Gobierno y partido— hasta que el Partido Nacional Escocés (SNP) elija un sucesor.
La líder escocesa ha apelado al "sentido del deber" y al "amor" por el partido y el "país" para justificar una decisión que, como ha señalado en varias ocasiones, no es tan repentina como cabría parecerse. Sturgeon ha reconocido también el desgaste de su larga etapa en el poder haciendo frente a desafíos como la pandemia de covid-19, "con diferencia, lo más duro que he hecho".
La Ley Trans precipita la dimisión
Aunque la ministra principal de Escocia ha negado la relación causa-efecto entre su dimisión y la Ley Trans, todos los analistas consideran que la polémica provocada por la misma ha sido el detonante que ha precipitado el anuncio de realizado ayer.
La ley fue aprobada el 22 de diciembre de 2022 en el Parlamento de Holyrood por 86 votos a favor y 39 en contra, incluidos nueve diputados del Partido Nacional Escocés. La aprobación fue celebrada por Sturgeon como una ley a favor de la "inclusión". La ley recogía la rebaja de 18 a 16 años del mínimo legal, la supresión del requisito de un certificado de disforia de género, obligatorio en el resto del Reino Unido, y que los mayores de 18 años sólo tendrán que certificar que llevan tres meses viviendo con su nuevo género.
Además de la contestación por sectores conservadores, la ley fue bloqueada por Londres el 17 de enero, activando la sección 35 del Acta de Autonomía de Escocia por primera vez desde 1998 por considerar que dicha ley interfería en la igualdad de derechos en el conjunto del Reino Unido.
Escándalo de los presos
También en enero estalla el escándalo de presos trans en cárceles de mujeres, como Isla Bryson —antes Adam Graham—, condenado por una doble violación, o Tiffany Scott —antes Andrew Burnes— acusado de molestar sexualmente a una niña de 13 años. El escándalo fue de tal calibre que el 10 de febrero el Servicio de Prisiones de Escocia suspende el acuerdo de "inclusión" alcanzado con la Alianza Trans Escocesa y se anuncia que todos los presos deberán cumplir sus condenas en cárceles de su "género de nacimiento". Cinco días después, Nicola Sturgeon anuncia su dimisión.
Precisamente hoy se vota en el Congreso de los Diputados la aprobación definitiva de la polémica Ley para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans, uno de los proyectos estrella de la ministra de Igualdad, Irene Montero, que ha provocado el choque con el movimiento feminista clásico y la ruptura del mismo.