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La OTAN cumple su 75 aniversario bajo tambores de guerra y con Moscú como eterno enemigo

Los países aliados deben garantizar el apoyo a Ucrania y elegir nuevo secretario general bajo la sombra del regreso de Donald Trump.

Los países aliados deben garantizar el apoyo a Ucrania y elegir nuevo secretario general bajo la sombra del regreso de Donald Trump.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. | EFE

El histórico Auditorio Departamental de Washington D.C., en la capital de Estados Unidos, hoy en día rebautizado como Auditorio Andrew W. Mellon, fue el escenario hace exactamente 75 años de un acontecimiento histórico. Los líderes políticos de 12 naciones libres firmaron un acuerdo para constituir una alianza política a ambos lados del Atlántico. Nacía así, un 4 de abril de 1949, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

El objetivo principal era político: proteger el sistema democrático, la libertad y la seguridad de sus países miembros. Eso sí, con una estructura militar que garantizase esos principios incluso con el uso de la fuerza. De fondo, la amenaza del expansionismo de la Unión Soviética, que había alentado un levantamiento armado contra la joven democracia en Checoslovaquia en febrero de 1948 y había derrocado al Gobierno.

Lo que en su día fue un grupo conformado por Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido ascendió hasta los 16 (con el ingreso de Grecia y Turquía en 1952, la República Federal de Alemania en 1955 y España en 1982) antes de la caída del Muro de Berlín en 1989 y el colapso de la Unión Soviética en 1991.

La desintegración del Pacto de Varsovia, la némesis de la OTAN auspiciada por los soviéticos, provocó la mayor oleada de anexiones que ha tenido la Alianza Atlántica desde su fundación. Una decena de países que habían formado parte del Telón de Acero –ya fuese como países satélites o como parte integrada en la URSS– ingresaron entre 1999 y 2009, acompañando a otros países del área de los Balcanes. En 2010, 28 países formaban parte de la organización.

Los que fueron durante décadas aliados de Moscú, forzados por el puño de hierro y los carros de combate del Kremlin, corrieron a ponerse a salvo bajo la protección de la OTAN una vez se debilitó el poder ruso. El imperialismo ruso estuvo tanto años hibernando que hace tan sólo un quinquenio la propia Alianza se estaba replanteando su existencia, pese a la incorporación en 2017 y 2020 de otros dos estados balcánicos, lo que hizo subir el número de socios a treinta.

De la "muerte cerebral" a la nueva vida

La OTAN llegó a su 70 aniversario en una auténtica crisis interna. No había una estrategia clara, había diferencias internas sobre la inversión de los Estados miembros en su propia defensa e, incluso, con la actitud de algunos de los socios (Turquía). El presidente francés, Enmanuel Macron, llegó a asegurar por aquel entonces que la Alianza Atlántica se encontraba en estado de "muerte cerebral".

Pero Moscú, siempre Moscú, ha vuelto a revitalizar a la OTAN. Su segunda agresión militar a Ucrania –los países aliados miraron para otro lado ante el ensayo de 2014 con Crimea y los levantamientos armados en el Donbás– ha dado una nueva vida a la Alianza Atlántica. El viejo enemigo ha vuelto a entrar en escena y ha vuelto a dar sentido a una organización supranacional que se ha reencontrado a sí misma.

Los ministros de Exteriores de los países de la OTAN celebrarán este jueves un acto solemne en la sede de la Alianza en Bruselas para conmemorar este 75 aniversario. Lo harán delante del texto original del Tratado de Washington, que ha salido por primera vez de Estados Unidos para esta conmemoración y que llegó a principios de semana a la capital belga escoltado por fuertes medidas de seguridad.

Un papel estelar tendrá el folio en el que quedó recogido el artículo 5 del Tratado de la OTAN, el referido a la defensa colectiva, el que resume que un ataque contra uno de los miembros de la Alianza es un ataque contra todos ellos. La versión política del lema "Uno para todos y todos para uno" que Alejandro Dumas creó para los Mosqueteros del rey Luis XIII en su obra literaria más trascendental.

Un encuentro del que también deberá salir el compromiso de los países de la OTAN de seguir suministrando ayuda económica, militar y humanitaria a Ucrania y de continuar fortaleciendo de forma conjunta sus capacidades militares frente a la amenaza rusa, que ha provocado el ingreso de Finlandia y Suecia (ampliando a 31 el número de socios) en la Alianza tras décadas de neutralidad y ha puesto en la cola de espera a otros países como la propia Ucrania, Moldavia, Georgia o Bosnia-Herzegovina.

El miedo a Trump y el sustituto de Stoltenberg

Los países aliados llegan a este 75 aniversario de la Alianza Atlántica con los tambores de guerra sonando de fondo. No sólo por las bombas y misiles rusos que caen sobre Ucrania, sino porque los líderes de algunos socios –como Francia, Polonia o los bálticos– hablan ya públicamente de que la guerra Rusia-OTAN puede ser inevitable. Una visión que no comparten otros países como Estados Unidos.

Otro reto a resolver es la elección de un nuevo secretario general que sustituya al noruego Jens Stoltenberg, que alcanza ya una década al frente de la organización por la falta de consenso para buscarle sustituto. Dos nombres destacan en estos momentos por encima de todos. Por un lado, el holandés Mark Rutte como candidato de los socios históricos. Por el otro, el rumano Klaus Iohannis como candidato de los aliados de la Europa del Este.

Todo ello con el fantasma de un posible regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en enero de 2025 –las elecciones serán en noviembre, pero no tomaría posesión hasta la fecha mencionada–. Un dirigente político que dejó un mal sabor de boca en los otros países socios de la OTAN durante mandato entre 2017 y 2021 y que sería capaz de poner patas arriba la actual estrategia de la Alianza, incluyendo el apoyo militar y económico a Ucrania.

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