
Tras un desgaste constante prácticamente desde que se forjó y golpeada por los cada vez peores resultados electorales para los partidos que la forman, la coalición de gobierno alemana (SPD, Verdes y los liberales del FDP) se rompió definitivamente anoche. El canciller Olaf Scholz pidió el relevo del ministro de Finanzas y líder liberal Christian Lindner tras constatar, según dijo en una declaración ante la prensa, que estaba sólo interesado "en la supervivencia de su propio partido" y estaba empleando tácticas políticas partidistas mezquinas".
Era la guinda a las crecientes tensiones en el seno de la coalición en torno a un mayor o menor gasto en los presupuestos de 2025 y a los crecientes problemas de la economía alemana. Mientras socialistas y verdes eran partidarios de "flexibilidad presupuestaria" para abordar un agujero fiscal de 1.000 millones de euros, esgrimiendo entre otras cosas la necesidad de ayudar a Ucrania, Lindner abogaba por ajustes, y un "cambio de rumbo". En medio del debate, se filtró hace unos días un documento del FDP interpretado como una declaración de guerra a la propia coalición en el que se abogaba por ahorrar en las partidas destinadas a las políticas climáticas y eliminar trabas burocráticas, entre otras cosas. Mientras, durante el fin de semana el liberal habría sugerido a Olaf Scholz un adelanto electoral que el canciller rechazó.
La salida de Lindner del Gobierno se fraguó en una noche de tensión, según relatan distintas fuentes a la prensa alemana. Mientras que el líder liberal abogó por alcanzar un pacto mínimo para los presupuestos y convocar elecciones anticipadas, Scholz se negó y abogó por unos presupuestos que incluyeran apoyos empresariales a base de emitir más deuda. En medio de nuevas filtraciones sobre el adelanto electoral, el canciller le pidió explícitamente apoyo a Lindner, éste se lo negó y el canciller le anunció su relevo, al tiempo que se reunía con los otros ministros liberales del Gobierno. Finalmente, sólo permanecerá en el Ejecutivo el liberal Volker Wissing, ministro de Transportes, pero a cambio dejará el partido.
Un día después, lo que queda del Gobierno alemán defiende su continuidad: la intención de Scholz es solicitar un voto de confianza ante el Bundestag el próximo 15 de enero: si pierde, los comicios podrían celebrarse en marzo. La fecha de las elecciones estaba fijada para septiembre de 2025.
Sin embargo, está por ver que el Ejecutivo resista la presión. Aunque el vicepresidente Robert Habeck apele a los ciudadanos pidiéndoles no "dudar de la fuerza de este país", oposición y empresarios reclaman no alargar la agonía y convocar elecciones ya.
El líder de la CDU, Friedrich Merz, ha exigido que el voto de confianza se celebre cuanto antes, "no más tarde de principios de la próxima semana". "No hay ninguna razón para que la votación sea en enero", ha señalado Merz afirmando que el país no puede permitirse un gobierno sin mayoría muchos meses más. En su opinión, las elecciones podrían celebrarse "a principios del próximo año".
Hartazgo de los empresarios
Mientras, varias asociaciones empresariales y de la industria alemana también han pedido este jueves acortar los plazos: "Cada día más con este gobierno es un día perdido. Exigimos elecciones anticipadas lo antes posible", ha dicho el presidente de la Federación del Comercio Mayorista, Exportación y Sector Servicios de Alemania (BGA), Dirk Jandura, en un comunicado en el que lamenta que "Alemania se encuentra atascada en medio de un giro estructural fundamental" y "al mismo tiempo, los polos de la economía mundial se están realineando entre Estados Unidos y China". "El mundo está en movimiento, pero nosotros estamos parados", añade lamentando la crisis económica sumada en a una crisis política.
También el presidente de la Confederación de la Industria Alemana (BDI) Siegfried Russwurm, ha señalado que, "en vista de la situación política mundial y del pobre desarrollo económico de Alemania como emplazamiento para los negocios", el país necesita "lo antes posible un nuevo gobierno, capaz de actuar y con mayoría parlamentaria propia". El Ejecutivo en estos meses ha estado cada vez menos a la altura de su responsabilidad conjunta por garantizar el futuro del país, ha señalado enfatizando la necesidad de que cese la incertidumbre.
"La difícil coyuntura económica, las tareas de transformación y la situación geopolíticamente inestable ya son ahora un reto especial para la economía. Es probable que la incertidumbre aumente cuando el nuevo Gobierno estadounidense tome posesión a principios de 2025", ha dicho.