En los últimos días, más de 11.000 de los 17.000 habitantes de la isla han abandonado sus hogares debido a los constantes temblores que sacuden la región. El pánico se ha intensificado tras un nuevo terremoto de más de cinco grados en la escala de Richter, ocurrido en las últimas horas.
Como medida de precaución, las autoridades han suspendido las clases y recomiendan a la población evitar acercarse a las zonas más sensibles a los movimientos sísmicos. Los expertos continúan monitoreando la actividad sísmica en la isla, mientras la preocupación por un terremoto de mayor magnitud persiste.

