
Birmingham está en una situación límite provocada por la huelga indefinida del servicio de recogida de basuras. Según estimaciones de los medios locales, más de 20.000 toneladas de residuos se pudren ya en las calles, mientras ratas "del tamaño de gatos" campan a sus anchas por la ciudad británica.
"El bloqueo continuo de los piquetes de nuestros depósitos implica que no podemos sacar nuestros vehículos para recoger la basura. Solo podemos sacar aproximadamente un vehículo a la hora", ha explicado el consistorio en un comunicado. Esta situación ha disparado el riesgo para la salud pública y generado la posibilidad de graves "daños al medio ambiente".
Con la declaración de "incidente grave", las autoridades municipales buscan poder incorporar 35 vehículos y equipos adicionales, coordinar información con otras instituciones y, sobre todo, "apoyar que nuestros vehículos puedan salir y entrar con seguridad de sus bases" frente a la acción sindical.
"Es lamentable que hayamos tenido que tomar esta decisión, pero no podemos tolerar una situación que está provocando perjuicios y malestar", ha declarado el concejal-presidente, John Cotton. Aunque asegura "respetar el derecho de huelga", ha criticado duramente el comportamiento de algunos piquetes por ser presuntamente ilegal y tener un "impacto importante en la población".
La causa: el feminismo llevado al absurdo
La situación tiene su origen en un problema que trasciende la mera gestión local: la estricta aplicación de la Ley de Igualdad británica. En 2012 casi dos centenares de antiguos empleadas del ayuntamiento llevaron al Tribunal Supremo una demanda por igualdad salarial. Alegaron que el consistorio pagaba menos a mujeres en trabajos tradicionalmente femeninos —como cocineras, limpiadoras o cuidadoras— en comparación con basureros y obreros, mayoritariamente hombres. El tribunal falló a favor de las demandantes, obligando al ayuntamiento a compensarlas por no haberles ofrecido los mismos bonos que a los recolectores de basura. Desde entonces, Birmingham ha desembolsado 1.100 millones de libras en compensaciones, una cifra que ha llevado al ayuntamiento a declararse en bancarrota en 2023. Además, se estima que aún se enfrenta una deuda adicional de entre 650 y 760 millones de libras por demandas similares.
La bancarrota ha dejado al ayuntamiento en una situación insostenible. Para evitar nuevas demandas por igualdad salarial, Birmingham se vio obligada a igualar los sueldos entre los recolectores de basura y las trabajadoras de sectores como la limpieza o el cuidado. Sin embargo, al no poder aumentar los salarios de estas últimas debido a la falta de fondos, la única solución fue recortar los sueldos de los basureros, algunos de los cuales han perdido hasta 8.000 libras anuales (unos 9.500 euros), según el sindicato Unite.
Sin solución a la vista
El Ayuntamiento insiste en que ha presentado una "oferta justa y razonable" a los representantes de los trabajadores. Sin embargo, desde el sindicato Unite se rechaza la propuesta, alertando sobre la eliminación de la figura del Oficial de Reciclaje y Recolección de Residuos, que consideran clave para garantizar la seguridad del personal.
El sindicato asegura que más de 350 trabajadores secundan la huelga y denuncia la utilización de esquiroles. "¡Que el Ayuntamiento escuche de una vez a sus trabajadores [...] y deje de recortar en un servicio que ya está en mínimos!", clama Unite. El Gobierno británico ha mostrado su apoyo al Ayuntamiento de Birmingham porque la huelga "está causando miserias y problemas".