El cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco arranca rodeado de contrastes y polémicas. Entre los nombres que resuenan está el del español Ángel Fernández Artime, hijo de pescador, aficionado del Sporting de Gijón y de perfil aperturista, muy en la línea del pontífice saliente, quien lo nombró cardenal.
Sin embargo, su visión choca con la de figuras conservadoras como el cardenal Robert Sarah, firme opositor del aborto y del matrimonio homosexual, o el estadounidense Raimond Burke, vinculado ideológicamente al expresidente Donald Trump en cuestiones migratorias, y a quien Francisco redujo el sueldo tras fuertes desacuerdos.
El ambiente se caldea aún más con la presencia del cardenal Becciu en la primera reunión de electores. Aunque destituido por el papa por delitos financieros y teóricamente apartado del proceso, Becciu insiste en su inocencia y en su derecho a participar en la votación, que se prevé larga y disputada.

